Despertar al arrullo del canto de los pájaros, del rumor de un bosque y de un acebo, en el mismo Kilimanjaro y a la vez frente al inmenso e imperturbable Pirineo, tocado con su orgullosa y retadora pista negra; una voz, dos … lejanas, dulces, felices … en el lugar del hombre tranquilo.
Levantarse en ese arrullo, y abrir una ventana para sentir la escasa calidez del sol de invierno, al único abrigo de una canción de Suso; juego de luces a la sombra de un árbol, verde y verdes … del brillo y la candidez de un verde escaso en las hojas nuevas a un verde intenso, oscuro, casi negro en las de antaño … naturaleza viva.
Dejar ir la mano acariciando el marco de la ventana hasta la infinitud y robustez de la piedra, inamovible como el gran tronco del árbol, al contrario que las largas y esbeltas ramas, bailando al antojo de la brisa, luciendo sus hojas de todos los verdes como accesorios perfectos para una cita perfecta.
Aroma de café cocido al fuego, a pan recién tostado y esa voz, una que abraza y ama en cada letra pronunciada; él … que se acerca caminando con inusual pausa, la que ambos parecen haber hallado al fin en la casa junto al árbol, en el hogar del hombre tranquilo, en El Acebo de Casa Amuria.
Y entre ellos, en la distancia que él recorta en cada paso, los restos de una noche, los efluvios de un recuerdo; junto a la cama un zapato de seductor tacón perdido de su pareja … sobre la silla un vestido abandonado con prisa, con el ansia del deseo y envuelto todavía en un tempo di bolero; y en su respaldo, desgarbada y al caer, su cazadora, las maletas todavía a medio hacer, a los pies de la cama junto a un maletín lleno de ideas y libretas y un bolso de sueños y deseos.
La alcanza, y su abrazo de buenos días se carga del recuerdo de la noche, de una noche de sábado como la de un viernes … hot & spicy. Del aroma y tacto de la piel tras compartir un Somontano, del rojo de sus labios silenciados por un beso ... ella con la Samba en la muñeca y el corazón al cuello, él fiel por una noche a Richard Mille ... impelidos ambos por el increscendo de un "nothing last forever but the earth and the sky" ... la urgencia de abrazar y hacer suyas cada sensación y emoción antes de su fin ... dust in the wind.
- Un loff weekend plan como éste cada … mes? - sugirió ella coqueta en su ademán, jugueteando su mirar en fingida inocencia con sus ojos – no, querida – respondió él, conocedor de lo nuevo, desnudando aquel halo de ingenuidad … - uno, por semana, yo diré dónde cada jueves -.
Life Looks Good
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