Llevaba prisa. Nuestro avión despegaba en menos de una hora. El sonido metálico de los megáfonos llamaba para embarcar y yo ¡sin nada que leer! A la carrera entré en la típica tienda relay de aeropuerto. No había mucha variedad y tampoco me sobraba el tiempo para recrearme leyendo sinopsis y contraportadas. ¿Se puede escoger un libro guiándote exclusivamente por la intuición, mirando la fotografía de la portada? Pues sí, y acertar. Esa imagen tan evocadora, tan melancólica, tan otoñal, tan encantadora…, tuvo mucho que ver con mi elección. Bueno, sí, lo confieso, también influyó el nombre del autor: William Trevor.
Cuando llegué a Hombres de Irlanda caí en la cuenta de que no se trataba de una novela sino de una magnífica recopilación de relatos breves. ¿Cómo es posible?, os preguntaréis. Sencillo. Porque al terminar lo que yo creía los dos primeros capítulos que se engranarían en el hilo conductor de la supuesta novela quise saber más. ¿Qué pasó después? ¿Y antes? Porque ante mi se abría un nuevo espacio, una invitación a la reflexión, a tratar de descifrar la razón de esa extraña e infortunada circunstancia que inició la relación de Cahal y la modista, a intentar desentrañar los entresijos ocultos en La habitación donde un hombre y una mujer huían de la rutina y el engaño…
Y ese –invitar a pensar, a descifrar el tan a menudo insondable corazón humano– es precisamente el objetivo del autor. Y lo logra.
Melancolía, misterio, ternura, desengaño, profundos sentimientos, personajes aparentemente cotidianos atormentados por un pasado oscuro o por una simple travesura infantil que acaba en tragedia, personas anónimas cargadas de emociones contenidas, y el amor –todas las facetas y etapas del amor– siempre presente en los doce relatos que componen el libro. Historias conmovedoras, sin aspavientos ni grandilocuencias, sin grandes acontecimientos porque lo grandioso de William Trevor es precisamente su forma minimalista de escarbar en el alma humana.
Maestro del relato, comparado con Chejov, su escritura minuciosa y detallista, la elegancia de sus descripciones y diálogos, la melancolía del paisaje irlandés –la Irlanda rural que le vio nacer y crecer– donde se desarrollan la mayoría de la historias de William Trevor, enganchan desde el primer momento, de la primera a la última letra.
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Autor: William Trevor
Colección: Narrativa
Título original: Cheating at Canasta
Traducción: Isabel Ferrer Marrades
ISBN: 978-84-9838-461-1
Núm. Pags 225