Es este precisamente –la identidad de la modelo que utilizó Johannes Vermeer en uno de sus cuadros más famosos y admirados– otro de los innumerables misterios que envuelven la vida del célebre artista holandés y el punto de partida de la novela titulada La joven de la perla. Una obra en la que poesía y pintura entablan una deliciosa relación que, poco a poco, nos va desvelando la delicada y complicada historia entre el pintor y su supuesta musa.
Efectivamente, la autora del libro, Tracy Chevalier, partiendo de la enigmática y desconocida vida de Vermeer nos traslada a la Holanda de la segunda mitad del siglo XVII para recrear las luces y la sombras de este maravilloso cuadro a través de una narración ficticia donde la tensión sensual –que no sexual– se desliza página a página como las pinceladas en el lienzo que el pintor va trazando con una sensibilidad magistral. Una sensibilidad que Joahannes Vermeer y Griet –la joven que con apenas dieciséis años entra al servicio de la esposa del pintor– comparten casi desde el primer momento, pese a las diferencias de clase (social) y educación que separan a ambos.
Alrededor de esa especie de complicidad velada y prácticamente prohibida se va urdiendo un relato no exento de envidias, celos y silencios, de anhelos y temores, de dulzura y sublimes discreciones, de imposiciones y sumisiones que abocan hacia un final bastante previsible, todo hay que decirlo. Aunque no por ello se resta a la novela de esa inquietante calma en la que gravitan personajes tan sublimes como vulgares y en la que todo fluye a base de pinceladas poéticas y escenas cotidianas, donde el alboroto y el desorden de una casa habitada por una recua de niños malcriados se mezcla con la constante búsqueda de paz del artista, el incesante afán de la joven Griet por pasar desapercibida y el intimismo que irremediablemente crece entre ellos.
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Título: La joven de la perla
Autor: Tracy Chevalier
Traductor: Ignacio Gómez Calvo
ISBN: 9788483465653