Hace mucho tiempo que la novela negra dejó de ser la cenicienta de la familia. Y yo lo celebro. Por todo lo alto. Porque al fin he podido sacar a la luz esa oscura pasión por el crimen y los detectives malditos, atormentados, fumadores empedernidos y amantes del jazz, el rock o Gustav Mahler que me acompaña desde que cayó en mis manos El sueño eterno —la primera novela de Raymond Chandler—. Eso, aparte de convertir a Philip Marlowe en el hombre de mi vida (luego lo abandoné por Jack McEvoy, pero esa es otra historia), fue el principio de mi gran idilio con uno de los géneros más discutidos de la historia literaria contemporánea.
Y no es que lo escondiera, ni mucho menos, pero sí me hartaba andar justificando cómo era capaz de tragarme sin masticar (ya puestos, casi sin respirar) esa ingente cantidad de páginas repletas de personajes corruptos, asesinos despiadados, parajes siniestros…, y literatura. De la buena, además. Porque la novela policial es un género perfectamente estructurado que permite infinidad de registros y en la que cabe incluso la lírica más exquisita.
Así, entre veteranos y noveles, pensiones de mala muerte y polígonos abandonados, caí en las intrigas de uno de los maestros de la literatura policial gala, Pierre Lemaitre. Un escritor tardío que, con un Goncourt —el premio más prestigioso de las letras francesas— bajo el brazo, vuelve a demostrar que los grandes también escriben en noir. Cuando quieren, claro está.
Si por “tarde” entendemos comenzar a escribir a partir de los 56, Pierre Lemaitre empezó tarde. Y aunque el Goncourt lo ganó en 2013 por Nos vemos allá arriba, una novela bélica que aborda las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, ya llevaba a sus espaldas un buen cargamento de género criminal. Varias novelas acreditan su brillantez, su prosa inquietante, su excepcional manejo de la intriga y los diálogos y sus personajes excepcionales, magníficamente dibujados. Pero es la Trilogía Verhoeven la que le ha llevado a la cima. Tres obras en negro que reivindican y sitúan al género en el lugar que se merece y cuyo protagonista, el comandante Camille Verhoeven con su apenas metro y medio de estatura, se ha convertido en uno de los más inmensos y atípicos investigadores de la historia de la ficción criminal.
De la magnífica Trilogía Verhoeven, Alfaguara acaba prácticamente de estrenar (en mayo de este año) la primera de la serie escrita en 2006 y traducida como Irène, en francés Travail soigné. Una obra escalofriante que rinde homenaje a los clásicos más clásicos del negro contemporáneo, empezando por la estructura de la trama cuyo desarrollo evoca a Los diez negritos de Agatha Christie —un crimen, un thriller— y terminando con un cierre apoteósico, brutal. A través del asesino psicópata apodado por los medios “el novelista”, Lemaitre repasa con una genialidad sobrecogedora obras maestras de autores de la talla de Brian Easton Ellis, James Ellroy, David Peace, William McIlvanney, como sólo un profundo conocedor del género policial podría reproducir.
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Título: Irène (Un caso del comandante Camille Verhoeven 1)
Autor: Pierre Lemaitre
Traductor: Juan Carlos Durán Romero
ISBN: 9788420418858
Sello: Alfaguara
Precio con IVA: 19.90 €
Fecha publicación: 05/2015
Idioma: Español