Es habitual que quien cuenta una historia, en un momento dado, a una audiencia determinada genere en dicha audiencia una sensación. Una duda, más que una sensación. La duda de si quien narra está diciendo toda la verdad o no. Esto, de forma intuitiva como digo, no es difícil pues entra en juego no sólo la historia en si, sino también la forma de contarla, las expresiones del rostro de quien la cuenta, la entonación… Este punto de vista de la narración de historias es comprensible, de forma intuitiva, por cualquiera. Si vamos más allá, la cosa se complica cuando – tal y como estoy haciendo yo ahora– tratas de explicarlo de una forma más o menos organizada. Y rizamos el rizo ya cuando se escribe una historia sobre alguien que, a su vez, cuenta otra historia desde su lecho de muerte.
Os podéis imaginar que si ya es complicado escribir una novela – aunque sea una de esas de tres al cuarto – más aún lo es hacerlo basándose en unos planteamientos filosóficos sustentados en conceptos como la verdad, la memoria, el deseo o la culpa.
Puede que en esta ocasión yo haya empezado la casa por el tejado… Paul Auster ha demostrado ser un genio de la narrativa escribiendo este libro. El ingenio y la introspección de la mente humana y de los motivos que empujan a actuar de una forma determinada ante situaciones límite, rezuma maestría por los cuatro costados. Además, Auster es extremadamente hábil al engañarnos y hacernos caer en sus redes, obligándonos a seguir leyendo toda su teoría sobre la verdad con un desasosiego propio de las mejores novelas policíacas. Logra mezclar varios géneros en un solo libro de apenas 300 páginas. Es todo un estratega que juega con nosotros para mantenernos ahí hasta el final.
Nos engancha desde el principio a través una simple trama inicial de lo más básica con asesinato incluido y personajes misteriosos, de esos que siempre esconden alguna sorpresa. Con esta artimaña te lleva hacia un ensayo sobre las miserias humanas sabiendo cuál es el momento justo en el que puedes decaer, para hacer aparecer nuevos personajes también misteriosos, volviendo a su trama filosófica cuando sabe que ha vuelto a engancharte. Y, por si fuera poco, detecta de nuevo el momento exacto en el que corre el riesgo de perder al lector, para introducir elementos nuevos, eróticos – clasificado “X” – en este caso, que sin duda alarmarán a mentes medianamente – y sólo medianamente – conservadoras. El que avisa no es traidor.
Un argumento dividido en tres partes narradas cada una de forma milimétricamente estudiada, con nexos comunes que no puedes dejar de seguir y que mantienen permanentemente viva esa duda acerca de si lo que están contando sus personajes es verdad, es inventado o es fruto de los delirios de un enfermo. No voy a desvelar nada. Sólo puedo decir que al final cada uno, con las pistas que haya recogido durante la lectura, podrá decidir si lo que le han contado es verdad o no. Como Paul Auster ha declarado alguna vez, "todo en la vida es fruto del azar, la verdad es una de las cosas más frágiles del mundo, la verdad es, casi siempre, invisible".
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Título: Invisible
Autor: Paul Auster
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
ISBN: 978-84-339-7522-5
PVP con IVA18 €
Nº de páginas: 288
Colección: Panorama de Narrativas
Anagrama