En muchas ocasiones comienzo preguntando quién no ha vivido alguna vez esta o aquella situación o quién no ha experimentado aquella o esta manera de ver las cosas. Esto es así, porque habitualmente los libros nos cuentan cosas que comprendemos, porque o bien ya nos las hemos planteado en un momento determinado, o bien se trata de asuntos cotidianos narrados de forma excepcional. Sin embargo hoy, comenzar con esa pregunta no va a ser la mejor idea, porque seguro que habrá muy pocos – por no decir nadie – que se hayan planteado lo que nos cuenta Hermann Hesse en El lobo estepario. Y si tú lo has hecho con esa intensidad y viéndolo de forma tan clara, es muy posible que tengas un problema. Lo malo de esto es que, si lo pensamos fría y detalladamente, descubrimos que no es algo tan extraño y que por mucho que tratemos de conocernos a nosotros mismos, de comprendernos, es posible que nos encontremos ante nosotros mismos como si fuéramos unos auténticos extraños.
La voz que narra la historia que nos cuenta Hermann Hesse en El lobo estepario es un anti burgués que detesta las vidas llenas de decencia y salud, adorando a los dolores - bienaventurados dolores los llama – , los días difíciles, considerando insoportables los fáciles y que sólo halla la paz en la soledad, la cual le garantiza la auténtica libertad. Es un lobo estepario. Y puede ocurrir, no dudéis que puede ocurrir. Ese lobo estepario puede presentarse ante nosotros… Quizás, si ese lobo estepario se nos aparece tras haberse transformado en nuestro propio reflejo, sea un buen momento para entrar en el teatro mágico de la vida, un teatro mágico sólo para locos, como Harry, el verdadero protagonista de esta historia.
Harry descubre el teatro mágico de la vida, sólo para locos y no le tiembla el pulso a la hora de dar el paso hacia un mundo en el que descubrirá el camino para intentar comprenderse a sí mismo. Tarea difícil esta, porque resulta que su idea es que cada uno de nosotros tiene dos grandes almas diferenciadas, casi antagonistas; la del hombre y la del lobo. Entrando en ese teatro mágico, comenzará a poder destilar el tractat del lobo estepario. Hay que leer el libro para saber qué es lo que esto significa. Lo siento.
El teatro mágico comienza con un enorme espejo en el que todas sus diferentes sub-personalidades se separan las unas de las otras convirtiéndose en pequeñas piezas con las que irán jugando los diferentes personajes, tratando de unificarlas en una sola. Antes de su entrada al teatro mágico, todo un tratado sobre el suicidio, que no deja ningún cabo suelto, ninguna fisura, como si Hermann Hesse lo hubiera practicado en varias ocasiones. Claro, esto no es posible, pues el suicidio sólo se puede practicar una vez. Así que podéis imaginar la excepcional inteligencia del autor y su grandiosa manera de contar lo que nadie puede contar.
Una vez dentro de los pasillos del teatro, un número incontable de puertas, cada una con su temática particular, que Harry puede elegir… Guerra entre hombres y máquinas; Capricho del juego de la vida; Todas las muchachas son tuyas; Cómo se mata por amor; Maravillosa doma del lobo estepario; Instrucciones para reconstruir la personalidad y muchas más. Cada uno debería elegir la que más le convenga según la personalidad que actúe en cada momento. El orden no importa. ¿Por qué puerta empezaríais?
No continúo, porque me entran unas ganas irrefrenables de revelar el final y no debo, porque no podéis perder la oportunidad de descubrirlo vosotros mismos. El final es sublime. Sublime.
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Título: El lobo estepario
Autor: Herman Hesse
Páginas: 288
Publicación: Enero de 2011
Precio: 10,50 €
ISBN: 978-84-206-7429-2
Formato: Papel