Richard Mille es una marca de relojes de lujo fabricada en Suiza para clientes megaricos con capacidad de gastar sin inmutarse un millón de euros en el último modelo.
Richard Mille es un francés apasionado por la arquitectura y el diseño que lleva 15 años fabricando lujosos relojes únicamente conocidos en las altas esferas. Cuando al tenista Rafael Nadal le robaron un 'tourbillon' valorado en 500.000 euros, el nombre de este exclusivo relojero salto a la fama.
Las personas que compran los relojes de su marca únicamente se fijan en una cosa: la singularidad. Se fabrican un máximo de 200 unidades de cada modelo, y se venden a precios que oscilan entre los 120.000 y 1.5 millones de euros.
Richard Mille fabrica unos 3.000 relojes al año y ningún modelo es igual al otro ni siquiera los de las mismas colecciones, ya que varian ligeramente los colores y el acabado.
Richard Mille es una marca independiente que se fabrica en Suiza y entre sus clientes se encuentran las personas mas acaudaladas con capacidad para gastar sin inmutarse un millón de euros en el ultimo modelo de reloj de mujer que ha lanzado la marca.
Mille nacido en 1951, aseguró en una entrevista que le hizo el diario alemán ‘Die Welt’ que a sus clientes no les gusta ser clasificados y que les importa ‘un bledo’ si alguien conoce la marca que llevan en la muñeca.
Richard Mille indica que hace diez años los ricos compraban una serie de marcas concretas, pero que desde entonces, el super lujo se ha fraccionado en mil pequeños segmentos, y que se ha creado un nuevo grupo de personas adineradas que se han vuelto significativamente más exigentes que antes de la crisis económica.
Los clientes de Richard Mille son personas que ya han experimentado un largo ‘rito de iniciación’ en el mundo del lujo y lo exclusivo y tienen una idea muy clara de aquello que desean. Richard Mille lo llama la ‘filosofía del lujo extremo’. El relojero asegura que vivimos en un mundo en el que el viejo concepto del lujo, si bien no se ha prostituido del todo, si ha degenerado en un fenómeno de masas.
“En algunas ciudades, resulta más fácil encontrar una tienda de Louis Vuitton que una gasolinera. Y además muchas empresas prestan en la actualidad más atención al embalaje que al producto” asegura el relojero.
Preguntado sobre si se puede imaginar la venta de su empresa a algún grupo multinacional, Richard Mille asegura que ha tenido ofertas muy tentadoras pero que lo que va a hacer es participe a sus empleados en la compañía. “El problema es que me divierto mucho con lo que hago y no me imagino pidiendo permiso a nadie para ir al baño”.