Los resultados del primer cuarto de año anunciados por la empresa francesa Hermès no dejan lugar a dudas: es la marca líder del lujo mundial. Su sabia gestión de los problemas derivados de la escasez de demanda que alcanzaron su pico en el año 2013 es una de las claves, pero también ha influido precisamente la posición dominante ya adquirida. El ser la marca de referencia mundial ha permitido que Hermès se vea menos afectada por los vaivenes de la capacidad de gasto de un sector de los consumidores de lujo. En concreto, los recien llegados al lujo asequible, tanto porque ha mejorado su economía, como porque ha empeorado y ya no se pueden permitir determinados gastos, pero sí otros menores.
La compañía anunció el pasado miércoles que las ventas aumentaron un 19% hasta llegar a 1,1 mil millones de euros (1,2 millones de dólares) en los primeros tres meses del año, frente a los 944 millones de euros obtenidos en el mismo periodo del año anterior, en parte impulsado por la debilidad del euro.
Excluyendo los efectos cambiarios, las ventas aumentaron un 8%, marcando una ligera desaceleración respecto al trimestre anterior, cuando el crecimiento alcanzó casi el 10%. La compañía no dio a conocer las cifras de ganancias para el período.
En Asia, el fabricante de los famosos bolsos Birkin y Kelly, registró una subida del 9,6% en las ventas, en unidades monetarias constantes, ayudado por la apertura de una nueva tienda insignia en Shanghai en septiembre pasado e impulsado, asímismo, por un crecimiento de ventas de dos dígitos en Japón. La compañía explicó que las ventas en Europa de una parte, Estados Unidos y Canadá y Latinoamérica de otra, se incrementaron 4.6% y 9.6% respectivamente.
LVMH, por el contrario, a pesar de los esfuerzos por modernizar su marca clave, Louis Vuitton, solamente ha aumentado las ventas en un 1%. Por su parte, tanto el grupo francés Kering, que engloba Gucci, Bottega Veneta, Stella McCartney e Yves Saint Laurent y la casa italiana Prada, tampoco han superado las buenas cifras de Hermès.