El banco central del Reino Unido (Bank of England), publicaba en diciembre de 2011 un informe titulado ‘Financial Stability Paper No.13’, que concluía que el sistema vigente de patrón dólar/papel , equiparado en términos de crecimiento económico, estabilidad financiera, inflación y recesión, había resultado un fracaso comparado con el sistema monetario establecido en virtud del compromiso establecido en los acuerdos de Bretton Woods en 1944, cuando el dólar era aceptado como moneda de reserva y cada 35 dólares emitidos debían estar respaldados por una onza de oro.
Por entonces las divisas mantenían un cambio fijo con respecto del dólar y por lo tanto respecto del oro. Es lo que se conocía como sistema de patrón de cambios-oro (gold exchange standard).
Este sistema finalizó de manera unilateral cuando el 15 de agosto de 1971, Richard Nixon en un discurso televisado dirigido a toda la nación, anunció que se suspendía ‘temporalmente’ la convertibilidad del dólar en oro.
Han pasado 44 años desde entonces y queda claro que el concepto de temporalidad no quedó excesivamente definido.
Desde que Nixon desligara al dólar de su respaldo en oro, comenzó una era de dinero fiduciario sin más respaldo, que la confianza depositada en sus emisores. En 1973 John Conally, por entonces secretario del Tesoro de Nixon, reunido con una comisión monetaria europea advirtió “el dólar es nuestro dinero, pero es vuestro problema”.
Algunos expertos advierten que las cantidades sin precedentes de dinero, que se han inyectando a los mercados por parte de los bancos centrales en los últimos años, podrían devaluar las respectivas divisas mundiales. “El sistema de patrón oro obstaculizaba la capacidad del gobierno para hacer frente a las condiciones económicas” decía Benjamin Bernanke cuando presidia la Reserva Federal.
Jens Weidmann, presidente del banco central alemán no parece ser de la misma opinión que su colega estadounidense. En una reunión del ‘Instituto de Investigaciones Históricas del Bundesbank’ en septiembre 2012, se refirió al oro como “un clásico atemporal" que desempeñaba perfectamente la función de dinero, ya que se trataba de un medio de intercambio, de pago y un depósito de valor.
Weidmann indicó que el dinero en la actualidad no estaba respaldado por nada tangible y que con demasiada frecuencia se había aumentado la masa monetaria con el resultado de la devaluación monetaria por inflación.
El oro, una reliquia pero no tan bárbara
En los últimos 40 años la mayoría de economistas ha defendido y difundido la idea de que el oro no tiene ninguna relevancia para la política monetaria.
El profesor de Economía en la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, afirmaba que el oro seguía siendo una reliquia bárbara sin valor intrínseco, usada como cobertura para miedos y pánicos irracionales.“Los inversores pueden hallar cobertura contra esos riesgos no previstos en otro lugar”, señala.
Pero los hechos parecen desmentir al profesor, ya que en la actualidad el oro vuelve a aparecer en los radares de muchos inversores y bancos centrales, transmitiendo la impresión de una perdida de confianza en el sistema monetario vigente y sobre la posibilidad real de un colapso financiero.
El New York Times, que no es precisamente un medio sospechoso de abogar por el papel del oro en el sistema financiero, y que rara vez pone en entredicho el rol de los bancos centrales, publicó a finales de 2014 año un interesante artículo titulado ‘The Golden Age’, que pone de relieve los beneficios e importancia del oro en épocas turbulentas para los estados, tanto como activo monetario, como geopolítico.
La fiebre por las reservas de oro de las economías emergentes
Muchos son los analistas que señalan que el renovado interés de las instituciones monetarias mundiales por sus reservas de oro, puede ser el preludio de una reforma del sistema monetario internacional.
Según el último informe mensual del Consejo Mundial del Oro, el Banco Central de Rusia incrementó en 2014 sus reservas en 132,3 toneladas métricas, situándolas como las sextas mayores de mundo en 1.187.5 toneladas, equivalente al 10,8 por ciento del total de sus reservas en divisas. En 2009 Rusia contaba con 550 toneladas de oro, en cinco años han duplicado sus reservas.
China desempeña en la actualidad un papel muy importante en el mercado internacional del oro. Es el 1º productor mundial por delante de Sudáfrica, Estados Unidos y Australia y asimismo el primer consumidor mundial.
China cuenta con unas reservas oficiales de de 1.054 toneladas métricas de oro que equivalen al 1 por ciento de sus reservas totales en divisas. Pero es un rumor a voces que el gigante asiático posee mucho mas oro del que oficialmente se publica.
De hecho la ultima vez que informaron sobre sus reservas fue en 2009. Lo que queda resulta evidente para muchos observadores es que son muy superiores a la cantidad oficialmente comunicada. Algunas fuentes extra oficiales hablan de una cantidad tres veces superior.
Un reciente informe del Consejo Mundial del Oro, ‘China Market Gold: Progress and Prospects’, indica que los líderes chinos consideran, que las reservas de oro de los particulares, forman parte de las reservas nacionales a las que se podría recurrir en caso de emergencia.
Los bancos centrales de economías emergentes como los de Rusia y China reconocen claramente el estatus del oro como dinero, y están acumulando reservas exactamente por los mismos motivos por los que las instituciones monetarias occidentales han dejado de vender o están repatriando las mismas, por seguridad.