Si las características del Apple Watch han despertado un enorme revuelo en el mundo de la tecnología para el consumidor más avanzada y su precio ha sorprendido a propios y extraños, especialmente en el sector del lujo, la técnica de marketing de ventas del gigante informático no se queda atrás.
La idea es que los consumidores deseosos de adquirir el "más-que-un-reloj" o de tenerlo en su mano, inspeccionarlo y poder decidir qué modelo es el más adecuado para sus necesidades, pidan una cita previa como requesito inexcusable.
Angela Ahrendts, jefe de ventas de Apple Inc., quiere desechar la tradición de las largas filas de clientes que esperan, a veces durante días, para tener en sus manos el último gadget de la compañía. Apple ha dado instrucciones a su fuerza de ventas a incitar a los compradores a acudir a la página web de la compañía para comprar el nuevo SmartWatch, que puede ser pre-ordenado desde el viernes.
Detrás de esta estrategia se combinan varias posibles explicaciones. Por un lado, no es propio de un producto que se pretende colocar como "bien de lujo", hacer que los clientes esperen como si fueran a comprar las entradas de un concierto del rockero de moda. La salida de la pre-venta y la cita previa facilitará a los clientes más exclusivos un acceso digno a un producto que les va a costar miles de dólares.
Pero por otro lado, se percibe cierta estrategia de marketing de ventas, ya que de esta manera se crea una escasez artificial. Y es la escasez la que transmite esa sensación de exclusividad que los consumidores del sector del lujo buscan ante todo. Los artífices de esta operación son las nuevas caras de Apple, que provienen del mundo del lujo, como la propia Angela Ahrendts, que procede de Burberry's o Patrick Prunieaux, que anteriormente era el responsable de TAG Heuer, la marca de relojes de lujo de Louis Vuitton.