Después de años planteando que la salida del euro de un país pequeño y fiscalmente débil como Grecia podría socavar al euro, las autoridades monetarias europeas ahora tienen que hacer frente al shock inesperado derivado de una pequeña nación que no pertenece a la Unión Europea.
La reciente decisión del Banco Nacional de Suiza (SNB Schweizerische Nationalbank) de abolir el tipo de cambio fijo del franco suizo con el euro, que regía desde hace más de tres años, puede tener consecuencias muy negativas para la economía suiza.
La competitividad de sus industrias exportadoras como la del lujo, el turismo y la industria farmacéutica se puede ver afectada. La economía suiza tiene ahora muchas posibilidades de caer en una recesión, su mercado de valores se ha desplomado y su divisa se ha revalorizado un 20%.
Casi la mitad del Banco Central suizo (Schweizerische Nationalbank), es propiedad de accionistas privados, muchos de los cuales reciben dividendos de la autoridad monetaria. El restante pertenece a los respectivos cantones, que recientemente se han lamentado de las insuficientes transferencias en efectivo recibidas por parte del SNB.
La estructura del Banco Central de Suiza contrasta con la de la mayoría de los bancos centrales, que son propiedad de la tesorería del estado y por lo tanto del contribuyente. A finales de 2013 el 52% de las acciones del SNB estaban en manos de los cantones, bancos cantonales y otras autoridades e instituciones públicas y el 48% restante se encontraban en posesión de particulares y entidades legales en Suiza y en el extranjero.
Esta estructura tan particular hace que el SNB se encuentre preocupado porque los ciudadanos descontentos pueden obligar, mediante referéndum, a realizar cambios en las reservas y en la política monetaria de la institución.
Este hecho debería aclarar el motivo de por qué el Banco Nacional Suizo estaba tan preocupado de incurrir en pérdidas por el tipo de cambio fijo. Cuando se trata de un banco controlado en parte por particulares la dinámica cambia por completo.
Aunque el SNB había hecho muchas advertencias de que la paridad euro no iba a ser permanente, el desacople de la moneda europea fue una gran sorpresa. Las acciones de los bancos suizos se desplomaron.
Algunos analistas han planteado la posibilidad de que el BCE avisó con antelación al SNB sobre la magnitud de la compra masiva de deuda pública que iba a poner en marcha.
Draghi decidió el pasado 22 de enero, mediante el programa de flexibilización cuantitativa conocido como QE, inyectar 60.000 millones de euros mensuales entre marzo de este año y septiembre de 2016, lo que equivale a una inyección de algo más de un billón de euros.
El Banco Nacional Suizo, en lugar de tomar su decisión de bajar los tipos de interés al -0,75% y eliminar el tipo de cambio mínimo del franco suizo frente al euro, después de la reunión del Banco Central Europeo, decidió mover ficha antes, por temor a encontrarse con niveles aún más bajos en el euro.