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Aston Martin, al servicio de los consumidores

Aston Martin da un giro copernicano a su producción para capturar a las consumidoras norteamericanas y plantea una estrategia a 5 años.

La tradicional marca de coches de lujo Aston Martin ha decidido dar un giro a su estrategia de producción para lograr que el negocio sea, además de viable, sostenible.

Si el pasado diciembre se desvelaba el nuevo vehículo del más famoso agente secreto británico de todos los tiempos, el Aston Martin DB10 que James Bond conducirá en Spectre, hoy la noticia es que el mercado manda y Andy Palmer, C.E.O. de la empresa británica, ha decidido imprimir un nuevo ritmo a la gestión de marketing.

Palmer, en el puesto desde septiembre del 2014, fue directivo en Nissan y ha estado muy vinculado a la expansión del mundo del motor en Asia. Tal vez por ello, el ingeniero inglés ha puesto su mirada en la mujer norteamericana estadounidense. El nuevo objetivo de Aston Martin es una mujer joven, profesional, que elige el lujo por pertenencia a su grupo, pero también por la solidez de la marca, y sin embargo, lleva una vida familiar y no puede permitirse utilizar un deportivo para su agitada vida.

Después del anuncio de que fabricará el DBX (Dark Black Exterior), un todoterreno sui géneris, que combina cierto estilo con la funcionalidad del crossover, y que es considerado una herejía por los más puristas, ahora Andy Palmer explica que para alcanzar los resultados de ventas previstos, es muy posible que necesite abrir plantas de producción Aston Martin en Estados Unidos.

La idea es aumentar las ventas mundiales hasta 7.000 autos al año, excluyendo el sedán Lagonda y el DBX. Para ello, se ha preparado un plan de cinco años en los que relanzará alguno de los modelos de deportivo más exitosos, lanzará nuevos modelos familiares y acabará con el lanzamiento de un nuevo vehículo que pretende competir con Rolls-Royce. Para ello, Aston Martin dependerá en gran medida de Daimler AG, que posee el 5 por ciento de la empresa, para los motores y la electrónica.
Es un plan ambicioso para una marca que ha estado en bancarrota varias veces, cada vez salvado de una infusión de dinero en efectivo de un nuevo inversor o propietario.