Tras atravesar una serie de dificultades financieras, la compañía británica de automóviles y aeronáutica Rolls-Royce Holdings, tiene previsto realizar despidos y reestructurar sus operaciones. Después de experimentar varios años de éxito, Rolls-Royce se ha vuelto a topar con vientos económicos en contra, como los llama la empresa.
Rolls-Royce se compone de diferentes empresas, divididas en dos segmentos, aeroespacial y tierra y mar, y en el Parlamento británico existe nerviosismo, ya que la división de submarinos podría ser vendida a la competencia extranjera, a pesar de que Warren East, presidente ejecutivo de Rolls-Royce, recientemente señalara en un comunicado que no tiene planes de vender. Rolls-Royce tiene la obligación de pedir autorización estatal para vender más del 25 por ciento de los activos de su división nuclear.
Rolls-Royce es el encargado de mantener los reactores nucleares de la flota submarina del Reino Unido, y será el responsable de la construcción de la nueva generación de submarinos británicos. “Rolls-Royce realiza una gran contribución a nuestra economía y es un importante suministrador del gobierno. Continuaremos trabajando estrechamente con ellos”, señaló la directora de comunicación de Downing Street.
Gran parte de este nerviosismo se debe a que ValueAct, un fondo de cobertura con sede en San Francisco, ha llegado a acumular una participación considerable en Rolls-Royce, lo que le otorga una cierta influencia sobre la dirección futura de la compañía.
Según el diario británico Financial Times, el gobierno estaría elaborando planes para nacionalizar o fusionar la división de Submarinos de Rolls-Royce con otro grupo de defensa. Si la crisis de Rolls-Royce continúa, el FT defiende que la nacionalización es una opción valida para salvaguardar los empleos del programa de disuasión nuclear británico.
El Financial Times cita al presidente ejecutivo de la compañía Warren East, que afirma tener la intención de rediseñar su "sistema operativo" indicando “La mejor manera de comenzar es con el equipo ejecutivo, que me ayudara a implementar los cambios en la empresa".
El mes pasado, las acciones de Rolls-Royce cayeron un 19,6% después de que la compañía registrara por cuarta vez consecutiva reducciones en sus ganancias a lo largo de un año, debido a la debilidad de la demanda en los mercados aeroespaciales y marinos.
En Rolls-Royce tienen buenas razones para estar agradecidos por el apoyo recibido del gobierno del Reino Unido a lo largo de los años. En 1971 la empresa atravesó por uno de los momentos más difíciles de su historia, debido a los crecientes costos de sus programas de motores RB211. Fue un momento conocido como la quiebra de Rolls-Royce. A raíz de la presión ejercida por el Parlamento, el Gobierno de entonces fue persuadido para comprar 87,5 millones de libras en activos de la compañía. En la década de los 80, Rolls-Royce volvió a experimentar dificultades y en 1987 regresó al sector privado.
Desde entonces la empresa ha logrado un crecimiento impulsado principalmente por el éxito de los Trent, familia de motores turbofanes de alto índice de derivación, diseñados, desarrollados y fabricados por Rolls-Royce en su sede en Derby, donde trabajan alrededor de 14.000 empleados.
Warren East señalaba recientemente en una teleconferencia “La perspectiva para 2016 es muy difícil. La velocidad y la magnitud del cambio en algunos de nuestros mercados, que históricamente funcionaban bien han sido significativos, y muestran lo sensibles que son algunas partes de nuestro negocio a las condiciones del mercado a corto plazo”.