Que Lorenzo Castillo se convirtió hace tiempo en un referente internacional en el universo de la decoración y el interiorismo contemporáneo es un hecho avalado tanto por los premios recibidos a lo largo de su trayectoria profesional como por sus diversos proyectos en Londres, Florencia, Milán, Hong-Kong, Madrid, Barcelona, Nueva York o la colección homewear junto a Olivia von Halle.
Impecable, elegante, exquisito, el diseñador español acaba de presentar en Madrid su última aventura londinense con la complicidad de The Rug Company, la casa de alfombras de lujo reconocida a nivel mundial por la calidad de los materiales empleados (lanas procedentes de la meseta del Himalaya, las mejores sedas chinas), la elaboración artesanal de cada una de sus piezas tejidas a mano por los artesanos de la firma en Nepal y un elenco de diseñadores de la talla de Vivienne Westwood, Paul Smith, Alexander Mc Queen o Alegra Hicks.
A través de cuatro creaciones exclusivas, Lorenzo Castillo incorpora a la firma londinense la distinción del diseño español. Una colección innovadora, culta, con identidad propia que respira lo mejor de nuestra tradición artística y arquitectónica y ese particular estilo suyo a caballo entre lo clásico y lo contemporáneo, capaz fundir pasado y presente en diseños atemporales.
Inspirada en la fachada de la Casa de los Picos —la imponente vivienda segoviana del siglo XV que fuera propiedad de Pero López de Ayala— cubierta de agudas puntas de diamante, Segovia abre esta colección intensamente vinculada a la arquitectura clásica española. Motivos geométricos y una composición cromática en azules, grises y blancos otorga gran profundidad al exquisito diseño de la alfombra que, como una caricia contemporánea, encaja tanto en ambientes modernos, como en espacios más tradicionales.
Siguiendo la tradición arquitectónica, pero esta vez de origen florentino y renacentista, el diseñador español se detiene ante la bellísima portada del Palazzo Strozzi, cuyas capas de piedra cortada reinterpreta a través de las originales simetrías de Isabella. Una ilusión óptica que Castillo logra gracias a una paleta de colores tenues en la que predominan los rojos matizados y los suaves grises tan característicos de su lenguaje artístico.
Mientras con Escorial, Lorenzo rinde homenaje a los hermosos estampados de los pisos de mármol característicos del siglo XVI a base de tonos mediterráneos como el ocre y las sosegadas escalas de grises, con Graphene descodifica la apariencia cristalina del diseño anterior mediante ángulos suavizados, amarillos templados y una extraordinaria óptica hexagonal que evoca igualmente la tradición de los suelos palaciegos españoles de la época.
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