Yo, una vez, conocí a un tipo optimista.
No de los de la sonrisa pegada a la cara. No. Este tipo era la representación del positivismo.
Tú hablabas con él y de repente tu vida era bella. Contagiaba ese sentido estético hasta en los problemas. Le agregaba color a cualquier comentario negativo. Es más, su visión de la vida era tan, tan, tan así que hasta a veces parecía poco terrenal.
No era perfecto. Y no, que no lo era. Era… optimista.
No sé con qué excusa la vida lo puso en mi camino.
Tal vez para apreciar aún más esos detalles que hacen que todo sea mejor.
Mejor de sentirte bien. No de ganarse la lotería. Sino, sentirte bien.
Me parecía tan revolucionario hablar con él, que podía pasarme horas escuchando sus múltiples actividades y proyectos y también sus problemas… porque daban gusto. Eran… problemas optimistas.
Es más, yo imaginaba que su casa debería ser algún lugar feliz, con las nubes decorativas de Los Simpson. Un hogar de esos de revistas, bien decorado. Y seguro con detalles optimistas… como la Synapse.
Mírala bien… ¿a que no te cambia el humor? ¿A que con verla no sientes que el mundo es un lugar mejor, que hay cosas simplemente bellas y funcionales?
La Synapse tiene un sistema de iluminación con LED RGB de 1W que puede dar luz blanca o de colores, con sólo ajustarlo desde su mando a distancia. Cada uno de los módulos que la componen, son como células que encajan a la perfección para que puedas realizar composiciones del tamaño que quieras. Tal vez, para separar ambientes, tal vez un detalle en una pared… en el techo...
La electricidad entre ellas, pasa a través de un sistema mecánico, así que no, no hay cables a la vista.
La Synapse es uno de esos objetos que te cambian la cara. Te dibujan esa media sonrisa, te quitan ese mal cuerpo, de golpe. Porque están ahí… son parte del ambiente, te dan algo más que una utilidad. Dan belleza y eso es tan… tan optimista.
Diseñador: Francisco Gómez Paz para Lucepalm.