Sencillez y orden iluminados naturalmente, esa es la esencia de la armonía en lo que al interiorismo zen se refiere y es la base sobre la que Jeremy Ligier, diseñador de Schmidt y amante de la filosfía zen, basa el interiorismo de sus diseños de cuartos de baño.
No importa cuán pragmático, racional, espiritual o emocional seas, la armonía de nuestros espacios personales es, de algún modo, una necesidad íntima que nos permite sentirnos cómodos y relajarnos en casa como en ningún otro lugar; sucede que, si bien tenemos esto claro, tendemos a centrar nuestra atención interiorista en el salón porque es la sala de estar y olvidar un poco el resto de la casa: rendimos la cocina y el baño a su funcionalidad y le damos al dormitorio y al despacho, caso de que lo tuviéramos, una importancia residual. Y erramos porque no sólo en baños relajantes con sales y burbujas podemos disfrutar de un momento de armonía y relax, la ducha diaria también puede serlo... si nuestro baño responde al estilo zen de Schmidt.
¿Cuáles son las líneas básicas de este estilo? La sencillez, la austeridad, las líneas depuradas, los materiales naturales... y por supuesto eliminar todo lo accesorio, lo que ocupa más espacio que la armonía que aporta; los espejos, que aportan amplitud y refuerzan la iluminación, son también un elemento esencial de estos baños.
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