¿Qué debió pensar Rikke Hagen cuando diseñó estos extravagantes vasos de licores? Desde luego no lo hizo inspirándose en el equilibrio, ya que su estilizada forma de peonza los hace, cuanto menos, ergonómicos a la mano...
La primera impresión es que es un vaso concebido para guardar la temperatura y volumen, que provoca placer y aumenta la experiencia de la intimidad, al beber coñac y otros licores. La preocupación por la calidad del coñac como resultado en la forma del vaso, hace que aumente el placer de intenso color y el movimiento del líquido.
Según Hagen: "Quería que el cristal diera al usuario una sensación de estudio de un caballero y al mismo tiempo, la sensación de tranquilidad que se obtiene cuando, por ejemplo, se acaricia una piedra". Así es como esta divertida copa de coñac nació...
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