No hay más que echar una ojead a la colección de muebles infantiles de la firma Bloom para darse cuenta de que sus creadores son padres. ¿Por qué? Porque sus propuestas son prácticas y realistas. Atraen a los niños y encantan a los padres porque cualquiera de ellas puede ser colocada en mitad del salón sin convertirlo en Eurodisney.
Y así es, fueron cuatro padres australianos los que crearon Bloom en un intento por dotar a sus hogares de soluciones que facilitaran la vida de todos. Sus muebles resultan seguros y bonitos. Entre ellos, la trona Fresco, un multipremiado y multifuncional mueble que pasa de gandulita a trona y a silla después, acompañando al bebé desde los 0 meses a los ocho años. O la cuna Alma, o la hamaquita Coco…
O este conjunto de mesa y dos sillas que denominan Otto. Están fabricadas en madera de abedul (procedente de bosques sostenibles, por si te interesa el aspecto ecológico…) , se limpian bien y son muy resistentes. Incluyen bandejas extraíbles para que los niños acomoden en ellas sus cosas y sirven para hacer los deberes pero también para divertirse: se acabó hacer los puzzles en el suelo.
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