El arte se adentra en el interiorismo de una casa.
Arte

Muebles inspiradores

Vitra acoge la exposición de Ignacio Alcázar. Mobiliario y obras de arte en perfecta armonía.

Las obras de arte no son patrimonio exclusivo de museos y fundaciones. Las casas, las habitadas y llenas de cotidianidad, pueden abrazarlas con idéntico fervor que las cotizadas paredes de una galería. Como muestra, el marco incomparable del Espacio Vitra en Madrid. Una serie de ambientes y muebles firmados que ahora, prolongan sus líneas en obras de arte pensadas para convivir con ellos. El arte, el de Ignacio Alcázar, se adentra con plena autoridad y sentido en el interiorismo de una casa.

Era difícil que Ignacio eligiera otro camino profesional. Su padre, José Antonio Alcázar, con una trayectoria profesional inscrita en el censo de la publicidad, es un prestigioso dibujante que sigue hoy día volcado de lleno en la pintura. Su madre, Carmen Gamarra, reconocida galerista, fue una de las fundadoras de ARCO, la feria de arte contemporáneo de Madrid.

Él es arquitecto de formación, pero sus marcados orígenes y el contacto permanente con artistas, le llevaron inexorablemente por el laberinto del arte. Influencias de Arroyo, Criado, Herrero, Nash, Caro y tantos otros forjaron, con el paso del tiempo, un artista obsesionado con el trato particular de los materiales y el uso insólito de conceptos tradicionalmente concebidos para otro marco. Tornillos, cronómetros, huellas de pasos, graffitis, glaciares, lava volcánica o pizarras, conviven en armonía.

Ahora, expone en Vitra y recorre un camino inverso. El punto de partida es el de llegada. La obra realizada por el artista nace del ambiente al que luego va a dotar de vida propia. Las piezas, que se inspiran en los diseños industriales de los grandes maestros, van rodeando el mobiliario. Obra y muebles se funden en un concepto global y entran en fluida conversación.

El autor vuelve del revés su proceso de creación para conseguir lo desacostumbrado. La obra enmarca los muebles; los ambientes se prolongan en la obra. Alcázar plasma una versión del Bosson de Higgs, la partícula que explica la presencia de la materia, en un comedor de ambiente oriental, buscando una conexión con el universo.

En un salón de línea urbanita coloca un paseo fantasmal en el otoño de la ciudad. Huellas marcadas sobre las hojas invitan a seguir el camino de un cuadro sorprendente, en un formato desacostumbrado por su radical horizontalidad.

En otro de los espacios, dedicado a zona de lectura, la lava de los volcanes convive con el deshielo de los glaciares en un brutal contraste. Se trata de cuatro ligeras estructuras móviles, colgadas directamente de la escayola, y que otorgan cierta sensación de suave movimiento que comparten con los Gran Repos de Antonio Citterio.

La idea es remover la manera de pensar de quienes paseen por los espacios de Vitra, hasta el 31 de marzo. Objetivo cumplido.

Hasta 31 de marzo 2013.