La decoración también sigue modas. Hacía ya tiempo que lo sabía y, como no podía ser de otra manera, sin darse cuenta había caído en el bucle de las temporadas. En invierno, vestía su casa con tonos oscuros, guardaba un lugar de honor a la ropa de cama abrigada y solo utilizaba tejidos cálidos. Mientas que en verano, en su hogar solo se veían colores claros, muebles ligeros y complementos de materiales desenfadados.
Cada mañana, ella se levantaba con la esperanza de que los rayos de sol empezasen a colarse por sus ventanas de una vez por todas. El invierno estaba siendo largo, las nubes y la lluvia aún vencían día y noche. Y ella, como todos los años, tenía ya ideado su “plan b”, su estrategia para adelantar la sensación de la llegada del buen tiempo.
Había descubierto la nueva colección de Linum por casualidad. Fue uno de esos días que el termómetro marcaba negativo cuando, de pronto, encontró en internet numerosos complementos textiles realizados únicamente en su tejido preferido: el lino. Compró decenas de paños de cocina con rayas multicolor, toallas en colores llenos de vida como el rojo amapola o el amarillo mango y más clásicos como el blanco y el gris. Y tampoco pudo resistirse a los cojines con estampados florales y motivos marineros.
En cuanto recibió el pedido en casa, hizo el cambio de temporada. Llenó su hogar de color, de verano, de días soleados y agradables temperaturas. Porque, ¿a quién le importa como hace fuera si con las propuestas de Linum puedes crear en cada estancia un ambiente único y utópico?.
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