Los códigos entre las personas se establecen en la propia relación. Y no hablo de amor. No sólo de amor, también de amistad y de familia. Y en esos códigos están las miradas, una sonrisa, el mensaje de buenos días, todos los días a la misma hora...
Esas señales no son circunstanciales, y además son muy adictivas. Porque nos gusta sentir y nos gusta que sientan, y eso termina por formar parte del ADN de nuestros vínculos.
Pero los tiempos han cambiado mucho, y cada vez más las relaciones se establecen con mucha distancia de por medio. El trabajo y las experiencias nos mueven de acá para allá, y esos vínculos empiezan a necesitar de nuevos códigos.
Good Night Lamp es uno de ellos. Un proyecto precioso que en esencia, además de iluminar, lo que pretende es conectar personas.
Y así un set de dos lámparas con forma de casa, una mayor que otra, nos muestran cómo. El concepto es sólo quedarte con una y regalar la otra. Y en su funcionamiento está la respuesta.
Porque cuando la lámpara grande se enciende, las pequeñas se encenderán allá donde estén, aún si el lugar está en la otra punta del mundo. Hablamos de tecnología wifi y puerto USB. Lo demás es luz y un acabado de madera de nogal.
Alexandra Deschamps-Sonsino, su creadora, lo hizo con esa vista, la de convertir un objeto cotidiano en una forma de comunicación, un yo ya estoy por aquí, un guiño. Con la opción de poder unir varias lámparas pequeñas a una grande, e incluso customizarlas, para así poder identificar cuál es cuál.
Los medios están aquí, ahora sólo tienes que elegir a quién quieres dar tu luz.
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