Decoración

La fascinación por las curvas de Oscar Niemeyer

El arquitecto como artista, que crea y modela el espacio para usarlo, adorarlo y descansar en él.

Las rectas, las rectas son eso que creó el hombre para negar la majestuosidad de las curvas. Tal vez, sean la más machistas de las creaciones. Es posible que sean el primer gran acto de rebeldía, de impotencia humana. Porque cuando el mundo fue creado, la curva dibujó el paisaje e inspiró otras bellezas, como los muebles de Oscar Niemeyer.

Son tres piezas originales que este arquitecto brasileño creó con su hija allí cuando los ´70 comenzaban su andadura y el mundo se empecinaba en construir estructuras se querían mimetizarse con la austeridad soviética.

La fascinación por las curvas dibuja el perfil de esta Chaise Longue “Río", un sistema de 3 elementos básicos. El primero, un óvalo que ayuda a la oscilación de la pieza, el mimbre artesanal para reposar el cuerpo y un reposacabezas cilíndrico en cuero. Es una pieza exquisita que celebra las formas redondeadas muy femeninas y los elementos geográficos de su país natal.

“Marquesa” es un banco creado por el arquitecto y su hija Anna Maria, en 1974. Está realizado en madera de cedro prensada y laqueada. Las curvas serpenteantes de los ríos amazónicos y las siluetas de las colinas que se dejan caer en las llanuras del Brasil, se perfilan en el respaldo y en los detalles inferiores de la pieza.

"Alta", se compone de dos hojas de acero que se unen debajo del asiento. Posadera y respaldo profundos, acolchados, en cuero negro, que muestran la inspiración orgánica de Niemeyer. Curvas que desencadenan en tímidas rectas que fluyen a semicírculos. Tacto y Suavidad. Y diseño. Pura magia perfecta de Oscar Neimeyer.

Toda esta línea, son piezas de coleccionistas que se pelean por conseguir la suya.
Aunque hay una reedición de "Río", "Marquesa" y "Alta" promocionada por ESPASSO y producida por Etel Interiores.

Rebelarse contra las rectas representando sueños orgánicos que se derriten en sus formas, se funden. Dejar entrever a pequeñas Cleopatras con deseos de suavidad entra tanto poderío. Redondeces, naturaleza, la geografía de Brasil clavada en sus ojos. Sensualidad y fluidez. Y las curvas como declaración de intenciones en forma de muebles.

 

 

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