Diferentes tendencias conviven en Kikekeller
Bebidas

Kikekeller, copas clandestinas en la trastienda

Un escenario de objetos e historias poco común, una tienda/galería/bar para perderse de la rutina.

De día, un rocambolesco showroom de piezas decorativas únicas. De noche, refugio de hipsters que se esconden del sol y se congregan para quemar la madrugada. Así es Kikekeller, un escenario de objetos e historias poco común, una tienda/galería/bar para perderse de la rutina.

En Kikekeller todo es posible. Los muebles, los objetos y las fiestas se hacen a medida para que todo aquel que se aventure a entrar pueda llevarse parte de su esencia. Su atmósfera surrealista atrapa al coleccionista, al artista consagrado, a la joven promesa y a la gente guapa que se mueve como pez en el agua entre el tintineo de las luces, la buena música y el cristal de las copas. Todo vale.

Teteras que miran y sonríen, plantas trepadoras, coladores luminosos, libros a cuatro ruedas, motocicletas paradas sobre las mesas y lápidas a modo de asiento. Existe, está en la Corredera Baja de San Pablo, en Madrid, y es con toda probabilidad el local más cool de la ciudad.

Kikekeller nace de un antiguo taller de costura reformado en el que Kike y Celia (los Keller) experimentan con técnicas, materiales, texturas y con todo el que pasea y toma un gin&tonic entre ellas. El objetivo, la creación de un nuevo e impactante diálogo entre arte, música, gastronomía y sociedad. El resultado solo hay que ir a comprobarlo.

 

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