Hush, de Freyja Sewell.
Decoración

Hush. Sensación in uterus

Como autoenviarse al rincón de pensar. Como tener una caja de secretos que se abre para decirlos y se cierra para atesorarlos.

Que no. Que esta vez no es de música a todo lo que da, ni siquiera encapsulada en los cascos. Tampoco va de gritos, ni de coger la carretera como si no hubiera mañana ni destino preferido. Que no va de gritos ni golpes en las paredes. Ni siquiera de recitar las mil y una soeces de corrido. Que no va hacia fuera, sino hacia dentro. Que va de silencio y paz. Y Hush.

Es un espacio privado, como una ostra propia que no tiene impacto negativo para tu ambiente. Como esconderse en la cama de mamá o recostarse en el pecho de alguien y tranquilizarse con el ritmo de su corazón. El Hush es como la sensación de llenar la bañera y hundirse hasta las orejas y escuchar los propios latidos. Esa paz interna, que equilibra y calma.

Su creadora, la diseñadora industrial Freyja Sewell, buscaba resolver la falta de intimidad que a veces se sufre en los ambientes laborales donde hay mucho estrés y mucho ruido y no tienes escape para tomarte esos 5 minutos de silencio para regresar con las pilas recargadas. Así que investigando formas y materiales comenzó perfilar el Hush, esta coraza sostenible que te aísla del bullicio.

Está realizado en fieltro que se relaciona con la infancia y aporta calidez. Parece simple en su concepción, pero lleva un desarrollo muy pensado de prototipos y búsqueda de materiales que cumpliera con sus objetivos de utilización de productos reciclables o biodegradables. Además, como todas sus creaciones, tenía que ser un objeto que perdurara, que sea de gran calidad y que pudiera estar disponible para la mayoría. Una forma de evitar la cultura del usar y tirar.

El Hush, es una estructura corpórea pero que a la vez da esa sensación de abrazo, de calor, de espacio interno. Promete darte calma, quietud y privacidad en un área pequeña. Porque a veces los ambientes son tan amplios que ahogan.

Meterse dentro, es como poner el mundo en “pause" para salir a respirar hacia adentro. Como taparse los oídos con las manos como cuando éramos peques para no escuchar eso que sabemos que nos va a lastimar. Como autoenviarse al rincón de pensar. Como tener una caja de secretos que se abre para decirlos y se cierra para atesorarlos, sintiéndonos más livianos sin esa carga interna, pero sin tener que decírselo a nadie. Un “de aquí no sale” y que por primera vez funciona. Un silencio externo para que griten los nudos.