Italia, hoy república, tuvo su tiempo de reyes, reinas y residencias de verano; fue en aquel entonces, como 150 años atrás, cuando nacía Frette al calor de las cabezas coronadas de los Saboya y su palacio de verano junto a Monza.
Frette es decoración, diseño y manufactura italiana, es vestir el hogar y hacerlo propio, es la belleza del color en los tejidos y en los papeles... y es historia, la que han visto y vivido en cada uno de los escenarios que han vestido: sus diseños son testigos de tanto como aconteció en el Orient Express, de todo lo vencido y ganado en cenas y gestas varias en los palacios reales europeos, del trasiego de gentes de toda condición en los hoteles más bellos del mundo y de la intimidad hogareña y familiar de tantas y tantas casas como han decorado y las que les quedan, porque, además de las 100 boutiques que tienen repartidas por todo el mundo, en este año 2013 han lanzado su línea Frette at Home.
Recibimos ahora su segunda colección del año que nace de una inspiración que nos pierde al tiempo que nos envuelve en la delicia de lo vintage: los viajes. Pero no sólo los viajes de un lugar a otro del mundo sino también los viajes a través del tiempo, con el equipaje en maletas y baúles que bien pudieran haber sido firmados por aquel famoso maletero francés. Los ocres y tostados reinan en el otoño y en lo antiguo aun cuando se reinventa y se convierte en una propuesta contemporánea e irrenunciable; toques en azul suave, gris y morado nos envuelven y apaciguan, nos transporta un mundo de apacible belleza, al hogar.
La historia de Frette -contenida en cierto modo en su colección de otoño- bien pudiera ser un cuento de hadas, héroes y misterio contado en clave de tejidos y hogar porque han vestido mesas y camas por doquier y... ¿dónde sino nacen las grandes historias sino compartiendo mesa y mantel o...?
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