CasaDesús. Galaxi.
Decoración

Comfort ye

El tiempo no existe, o no importa, importan los coros, el relato, los personajes...

Domingo. Fuera se queda el frío, esa temperatura de invierno con la que brillan el Palacio Real, La Almudena, Arenal, Sol, Neptuno. Fuera el frío y dentro el hogar. La altura de un sol descendiendo al ocaso convierte el salón en una estancia de luz cálida, encendida.

Comfort ye. En ese espacio del salón donde conviven las letras y las tardes, los ocasos y la música, la lectura y las noches. Thus saith the Lord. Encuentras el sillón, la butaca en la que te sientas, recuestas, tumbas y te relajas para poder disfrutar por tercera vez de los Momentos Estelares de la Humanidad de Zweig. Al tiempo que el sol enrojece y desaparece en el horizonte, te acomodas en la butaca, en la lectura, regulas la posición del respaldo, del cabezal, elevas las piernas.

Cicerón, Bizancio, el Pacífico. Glory to God. Ajustas la posición, acomodas el cuello, la cabeza. El tiempo no existe, o no importa, importan los coros, el relato, los personajes, Napoleón, Goethe, Händel, Dostoievski. The Lord gave the word. El confort en que puedes evadirte, convertirte en un presente espectador de cada escena.

Y llega la noche, las estrellas, y vencido cierras el libro tras la inhóspita aventura de Scott y observas como la belleza de tu Galaxy de Casadesús la convierte en la pieza más deseada de tu salón, esa en la que tu mundo resulta armónico. ( Sus tres movimientos articulados, respaldo, cabezal, piernas, se ajustan con un pulsador eléctrico. Estable, sólida, de líneas puras y un imponente aspecto. Beige o crudo. ) Observas el frio exterior e intentas recordar las cosas que te han estresado esta semana. Y no recuerdas. Hallelujah.

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