Recuerdo que cuando era pequeña y mi madre se enfadaba conmigo, solía decirme: "¡A tu habitación!". Yo me giraba y sonreía triunfal mientras avanzaba por el pasillo porque no había cosa que me gustara más en el mundo que eso, precisamente, estar en mi habitación. Allí lo tenía todo: mis lapiceros de colores, los cuadernos, las muñecas, los puzzles, mi alfombra, los cojines, la cama... En fin, mi universo entero a mano. Un día mi madre se olió que aquello no era ni castigo ni nada y la siguiente vez que me castigó me dijo: "Ve a tu habitación... ¡Pero no entres! Quédate delante de la puerta en el pasillo...". Y aquello sí que fue un castigo.
En Ikea lo tienen todo para montar a capricho la habitación de los más pequeños. Soluciones prácticas que se adaptan a las dimensiones del cuarto, a tu bolsillo y a los gustos de ellos. Cajones de todos los tamaños al alcance de sus bracitos, sillas, mesas, taburetes, camas crecederas... Los accesorios complementan sus piezas de mobiliario y los textiles adornan y alegren cada rincón. Los acabados son fiables y prácticos; los colores, una paleta que sólo un niño podría imaginar y su colección de muñecos y peluches, insuperable.
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