Cerca del sofá como si éste tuviera pánico escénico ante el espacio en el que se encuentra. La excusa de miles de libros de arte y fotografía que cogen polvo de tanto estar expuestos. A veces sólo para adornos. A veces solas, sin más, mostrando sus patas desnudas tan llenas de vida que imposible se hace ocultarlas. Pero allí están y así son las coffee tables.
De vez en cuando esconden secretos pero, cada tanto, los dejan tan a mano que piden a gritos ser vistos. Pequeñas trampas para curiosos que esperan y se quedan durante unos segundos dudando si abrir o no ese cajón, coger o no esa revista… apoyar o no las cosas.
Divinas estrellas que pelean por no ser opacadas por el papel estelar de otro mueble. Sin embargo, tan útiles, tan dinámicas, tan imprescindibles y versátiles que es injusto no enamorarse de ellas.
Se dice que las coffee tables nacieron en la época victoriana en Gran Bretaña, pero que en realidad venían del Imperio Otomano, que por ese entonces usaban este tipo de mesillas para la hora del té en sus jardines. Aunque ya desde hacía siglos los japoneses usaban sus típicas mesas bajas en el centro de las habitaciones.
Su popularidad creció en los años 50 con la llegada de la TV… qué mejor que una coffee table para dejar los vasos sin obstruir la visión de las emisiones. Y claro, la evolución de nuestras horas frente a la pantalla también hizo que sirvieran para responder a la incómoda pregunta de “¿dónde está el mando?".
Aquí va nuestra selección de diseños inspiradores de la mejor de las actrices secundarias de la sala, que de secundonas no tienen nada.
Seis bellezas creadas a partir de templos invadidos por raíces o que te llevan al medio de un bosque de bambú. También las hay para quedarse horas caminando a su alrededor para ver cómo juegan sus colores. Otras, llaman la atención por sus materiales que crean nuevas formas geométricas. Y hasta las hay que combinan a la perfección con tus dispositivos electrónicos.
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