Póngase en la piel de una casa nueva en la planta baja de un nuevo edificio, sencillo, con una simple terraza con cualquier tipo de pavimento y unas magníficas vistas. Y eso es en principio todo. Aplíquese aquí dosis de ingenio y saber hacer, y por supuesto inversión, ni muy grande ni muy pequeña. Y hágase la transformación inimaginada. Hágase su propio paraíso. Villa Jardín.
Dígase a si mismo lo que espera, lo que desea, lo que sueña, lo que quiere del espacio en el que va a vivir. Imagínelo, píntelo o dígaselo a su arquitecto. Confíe en él. Confíeselo. Deje que él lo pinte, lo trace, lo proyecte. Deje que el interior que usted soñaba se convierta además en el exterior que se le antojaba inalcanzable. Convierta el hormigón armado en su aliado y súmele cálidas maderas, elegantes piedras, abundante vegetación, agua. Defina bien los espacios, los públicos, los comunes y los privados. Llénelos de vida y calidez. Ábralos todos al exterior.
Entre en su nueva vivienda y descubra primero el agua purificadora de un estanque, su relajante sonido. Pasee entre las piedras energéticas y las plantas del primer jardín. Dedíquele un tiempo a la calma de un huerto que se funde con el paisaje. Siéntese sin prisa en la pérgola que une ambas terrazas, al pie del jardín vertical, contemplando el valle. Duerma con los ventanales abiertos al mundo; deje que la naturaleza, ahí abajo, le mezca con sus sonidos. Amanezca en medio del bosque, sobre el barranco. Disfrute de la luz y la vida entre sus sábanas.
Lea, converse, ría, comparta, disfrute de los amigos en salón abierto; coma en un comedor que también da a la misma terraza. Aleje su vida familiar de su vida social, déjelas libres de compromisos en un jardín propio; cocine, vea la televisión o haga vida en las habitaciones con total independencia de las visitas sin prescindir de paraíso. Sea egoísta, resérveselo a los suyos. Y olvídelo todo en un Garden Box pensado para meditar.
Despierte.
Póngase en la piel de una casa cualquiera con una simple terraza con cualquier tipo de pavimento. Sueñe lo que quiera. Sueñe con su paraíso. Hágalo realidad.
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Proyectado por el estudio de arquitectura Sergio Portillo, esta casa en Huixquilucan, México, convierte una vivienda convencional en un inteligente paraíso pensado para disfrutar de la naturaleza y del confort de una vivienda. De adentro a afuera, los espacio se dividen para mantener la privacidad sin renunciar a un entorno único. Ha sido ganadora del Premio de Arquitectura Estadounidense 2017 en la categoría a de Arquitectura del paisaje / Diseños al aire libre.
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