Arquitectura

La línea elevada

Un espacio donde la ciudad se vuelve protagonista y puedes contemplarla sin censuras.

El último ferrocarril en utilizar la línea elevada que recorría el Lower East Side de Manhattan, lo hizo en 1980 transportando pavos congelados. Poco tiempo después quedaría en desuso y se propondría su demolición.

Es entonces cuando Peter Obletz, un apasionado del ferrocarril, logra desencadenar toda una conciencia ciudadana a favor de su conservación. Su obstinación dio sus frutos en 1999 con la creación de la asociación sin ánimo de lucro “Friends of the High Line”, que evitó la demolición de la línea férrea y propuso en 2003 un concurso de ideas para su desarrollo urbano.

La propuesta ganadora fue la formada por el diseño paisajístico de James Corner Field Operations, y la arquitectura de Diller Scofidio + Renfro. Sin duda la clave de su proyecto  estuvo en la observación de lo existente: una línea de tren elevada 9 metros del suelo,  que a lo largo de los años había sido ocupada por una profusa vegetación agreste.

El resultado es un paseo en altura donde se combinan el hormigón, el acero, distintos tipos de parterres y diversa vegetación, además de un programa de espacios donde confluyen distintas actividades: amplios paseos, zonas de lectura, caminos más íntimos y estrechos, áreas de exposición, espacios donde proyectar multimedia, etc. Y mientras tanto la ciudad transcurre a tu lado, sintiéndote parte de ella. Las calles, los patios, las ambulancias, las antiguas construcciones, la historia de Manhattan…todo cobra vida y se vuelve escaparate.

Gracias a la labor de esta asociación, el High Line se ha convertido en un foco de atención de obligada visita. Pasando de ser una zona poco transitada, a rebosar bullicio y vida, un espacio donde la ciudad se vuelve protagonista y puedes contemplarla sin censuras.

En palabras de Ricardo Scofidio:  “La gente suele ir a Central Park para huir de la ciudad (…) a este parque se viene sin embargo a sumergirse en Nueva York, a penetrar en sus cañones, a sentir la ciudad desde dentro como nunca antes”.

 thehighline.org

Salir de la versión móvil