El espacio es el caballo de batalla que una y otra vez montan los arquitectos cuando se trata de construir en zonas en las las que eso es precisamente lo que falta, espacio; sucede en las grandes ciudades y en las menos grandes, especialmente en las que, por su orografía, nacen ya con espacio limitado, sin zonas hacia las que crecer sin alejarse más de lo razonable y cómodo de sus centros neurálgicos; Manhattan se eleva hacia el cielo porque en su suelo, entre el río Hudson, el Este y el Harlem ya no hay sitio para más pero es la falta de espacio la única razón que complica la vida arquitectónica de las ciudades, también la orografía de ese espacio es complejo, con subidas y bajadas inesperadas, con cauces de ríos secos que amenazan con dejar de serlo y con mil inconvenientes más, un ejemplo de este tipo de orografía imposible es Taiwan, una isla muy poblada y plagada de bosques y montañas ¿cómo optimizar en un lugar así del primer al último metro edificable? el estudio de arquitectura Roewu ha hecho gala de una elgante creatividad para lograrlo y nos ha conquistado con sus Breathing Houses.
Breathing Houses es una zona residencial de Taipei, una urbanización de chalets adosados (o algo así, porque en cuanto veas las imágenes tanto a vista de pájaro como ras de suelo de estas viviendas no encontrarás en ellas más que las similitudes justas con las urbanizaciones en zonas residenciales que conoces... y en la comparación no ganamos, gana Taipei).
El equipo de arquitectos de Roewu disponía de un espacio limitado en una zona natural, a las afueras de una gran ciudad, sobre una colina, al borde de un acantilado y con vistas espectaculares para construir 7 viviendas que debían ser grandes y luminosas además de mantener absoluta privacidad las unas respecto a las otras ¿cómo lograrlo sin adosar las casas y sin permitir que las grandes ventanas que podrían llenarlas de luz las hiciesen también demasiado accesibles a ojos ajenos? es ahí donde llegan las soluciones arquitectónicas, un magnífico diseño de patios interiores, tragaluces superiores, espacios de doble altura, escaleras abiertas y, lo más novedoso, las fachadas metálicas; se trata de paneles con diferentes recortes y grosores que, con la ayuda de un algoritmo diseñado expresamente para su construcción, permiten que la luz se cuele hasta el último rincón de la vivienda pero no las miradas ajenas mientras, de dentro hacia fuera, sí se disfrutan las vistas.
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