No hay otro viaje en tren más espectacular, más legendario... ni más largo. En la mente de cualquier intrépido viajero ha de estar el poder realizar este recorrido desde Moscú a Vladivostók a través de las vías de el mítico Transiberiano.
Son 7 días de viaje, atravesando nada más y nada menos que ocho zonas horarias a lo largo de 9.288,2 kilómetros de vía si seguimos su ruta principal, aquella que fundó el que sería zar Nicolás II a finales del siglo XIX (año 1891) y que se inauguró tras trece años de duros trabajos ya a comienzos del XX (1904) para unir Moscú con la costa rusa del Pacífico, en concreto con la ciudad de Vladivostók.
Sólo existe un ferrocarril Transiberiano, aunque podemos realizar diferentes rutas, la más histórica es la que recorre 21 regiones de la actual Federación rusa, pasando por 87 ciudades y cruzando 16 grandes ríos, pero también podemos subirnos al tren y optar por otro ramal de importancia dentro de esta extensa red ferroviaria, es el Transmanchuraino, cuyo recorrido coincide con el recorrido largo hasta Társkaya, unos 1000 km al este del Lago Baikal, y ya desde esta ciudad varía para enfilar al sudeste hacia China, finalizando viaje en Pekín. La longitud de esta ruta es sólo 200 km. inferior a la principal del Transiberiano.
La tercera de las rutas primarias es el Transmongoliano, que coincide en su traza con el Transiberiano hasta Ulan-Udé, en la ribera este del Lago Baikal. Desde esta población, el Transmongoliano enfila al sur hasta Ulaan-Baatar, para ya seguir en dirección sudeste hasta Pekín. Su longitud alcanza 7867 km. y sul periodo de construcción es más moderno, entre 1940 y 1956.
Ya en 1984 fue completada una cuarta ruta, cuyo recorrido se encuentra más al norte, tras más de cinco décadas de obras esporádicas. Conocida como Ferrocarril Baikal-Amur, este recorrido se separa del Transiberiano varios cientos de kilómetros al oeste del Lago Baikal, y lo atraviesa por su extremo norte, se inicia en Taishet y alcanza el Pacífico al nordeste, en Sovetskaya Gavan.
Subirse al tren en Europa y bajarse en Asia, recibiendo un diploma a modo de souvenir por haber cruzado la frontera entre 2 continentes y descubriendo que cada una de las ciudades por las que pasa es única por su naturaleza, cultura y atracciones sólo lo podrá encontrar si al tren que se sube es el mítico Transiberiano.
Montañas, bosques vírgenes, llanuras, ríos y lagos forman el paisaje ruso que podrá contemplar desde la ventana de su compartimento, serán sus maravillosos compañeros de viaje durante todo el trayecto y en las paradas turísticas que tenga concertadas con antelación, ya que el billete ha de ser sacado al menos un mes antes y así componer su itinerario concreto elegido, el programa de visitas, alojamientos, tours guiados...etc, antes de subirse al Gran Express Transiberiano.
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