El centro de Granada es una puerta a palacios románticos del siglo XIX y detalles de un pasado de esplendor andalusí. Uno de sus rincones más especiales está cerca de la iglesia de San Antón, en el Hotel Villa Oniria. Este alojamiento singular de lujo está emplazado en un romántico palacete neoclásico homenaje a la tranquilidad y el silencio. De hecho, es uno de los establecimientos más emblemáticos del club de calidad Rusticae. Entre sus habitaciones, jardines y cristaleras, Villa Oniria guarda un secreto en forma de spa. Es el corazón del hotel que no todos los huéspedes conocen, pero que enamora a los que lo visitan.
El estímulo de los sentidos es una de las obsesiones de Villa Oniria y el spa es una herramienta infalible para ello. Utiliza el agua como elemento vital para relajar y limpiar la piel a través de hidromasaje, duchas bitérmicas o sauna de cromoterapia. Además, la relajación está estrechamente vinculada al deporte y a los amantes de la actividad les tiene reservados un centro de fitness e incluso una piscina de nado contracorriente para ejercitar y tonificar los músculos.
Pero la nota especial está en sus tratamientos. La oxigenación está especialmente pensada para pieles deterioradas muy expuestas a la contaminación o tabaco. Mientras tanto, el colágeno aporta la luminosidad y elasticidad perdidas por la falta de hidratación. La carta se completa con algas, peelings, drenaje linfático, adelgazantes, revitalizantes,… ¿Cuál no te puedes perder? Nuestro favorito es el Frigi-Marino, una envoltura refrescante para las piernas cansadas y que combate la retención de líquidos. Definitivamente, algo de nuestro corazón se quedó en Villa Oniria.
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