En pleno centro histórico de Chicago, a un paso del canal que acaba en el puerto de la ciudad, es donde Sir Richard Branson ha ampliado un poco más su ya basto imperio turístico. Y es que esta semana ha abierto sus puertas uno de sus proyectos más esperados, el que ha tenido que esperar dos años de rehabilitaciones para hacerse realidad. Pero ya acabó: el Virgin Hotel Chicago ya tiene huéspedes difrutando de uno de los establecimientos de diseño más punteros de la ciudad.
Como todo lo que toca el magnate, diseño y diversión se combinan en todo momento. Es por ello que si hay algo que preside el lobby del hotel es, precisamente, una gran barra de bar elíptica que reúne el rojo emblemático del logotipo de Virgin con el plateado y una unión de detalles de diseño contemporáneo que encajan a la perfección con el artesonado del techo y los elementos antiguos que se han respetado del edificio. "Ha sido un largo sueño hecho realidad y estoy convencido de que los huéspedes van a disfrutar muchísimo aquí", ha dicho Branson.
El hotel no es una construcción completamente nueva. Los dos años de rehabilitación han dotado de nueva vida a un gran edificio de los años 20 del siglo pasado, con una clara inspiración Art Decó y de la Escuela de Arquitectura de Chicago que, si bien por fuera no permite ver el lujo que espera dentro, sí que da a entender la solidez de los argumentos artísticos de la época. El edificio nació, curiosamente, como sede del Old Deaborn Bank y sus 26 plantas rezuman estilo.
Hay guiños a ese pasado brillante, como el Cigar Bar de madera, que se ha respetado tal cual estaba allí uno. También se nota el estilo Art Decó en el mostrador de la recepción o en los adornos metálicos de los ascensores. Pero el siglo XXI también está presente, entre otros, a modo de app, porque una aplicación propia del hotel es la conserje personal de cada huésped. En ella, un personaje llamado Lucy se encargará de programar todo a neustro gusto, desde la temperatura de la habitación al servicio despertador.
Con 250 habitaciones, 40 de ellas suites y otras tantas con posibilidad de que pasen allí la noche nuestras mascotas, no falta lo último en multimedia ni en comodidad, con grandes camas y funcionales baños. Detalles de decoración de firmas como Poltrona Frau y restauración por el chef Ric Gresh en su restaurante The Commons son solo algunas de las razones por las que querremos quedarnos a vivir en este hotelazo de nuevo cuño.
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