The Redbury, el último gran hotel de Nueva York tiene mucho que ofrecer, pues además de los servicios habituales hay que sumar una exquisita pasión por el arte en cada rincón, lo que lo convierte casi en un museo más de Manhattan. Y todo porque Matthew Rolston, su propietario, fotógrafo de celebridades y director de vídeos musicales, ha querido dejar allí su huella.
Él mismo se encargó del diseño de este hotel abierto hace pocas semanas y que completa un pequeño 'emporio' hotelero que ya contaba con establecimientos en Hollywood y en South Beach, en donde ya destacaba por el glamour de cada una de las estancias.
Situado en el distrito de Nomad, el redbury se levanta en el que fuera el histórico hotel Martha Washington, que tuvo su esplendor hace un siglo. La reconversión del lugar, que está calificado como histórico, permitió una reinvención de las 265 habitaciones, con un toque fashionista, retro y multicolor, en el que hay mil estampados, dibujos, ilustraciones, fotografías... y muchas piezas de arte, así como aparatos de reproducción de música.
El vestíbulo está lleno de imágenes antiguas de Nueva York, así como grafitis, y no faltan detalles en terciopelo, al más puro estilo rockero. La idea, gustar a todos: turistas de vacaciones y trabajadores que, entre reunión y reunión, quieren también disfrutar de la ciudad. Estar a un paso del Empire State Building, los teatros o las tiendas también hace su parte, claro.
Entre sus habitaciones destaca el Redbury Flat, configurado como un pequeño apartamento que es incluso más acogedor que una suite. Con 33 metros cuadrados (se mantienen los estándares relativamente pequeños de los hoteles de Nueva York), cuenta con cama de lujo, baño con amenities de la firma Ciel Bath, lo último en multimedia y lujosos juegos de cama.
La restauración hace un guiño al antiguo hotel. Marta es el nombre de la pizzería de inspiración romana con la que Danny Meyer quiere hacernos sentir como si estuviéramos en la capital italiana. Además, el Bar Marta se reivindica como el lobby bar más de moda de la ciudad.
Música, moda, fotografía e historia, en uno de los lugares más eclécticos y bonitos de Nueva York. Desde 180 dólares/noche.
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