Si eres de los que en verano opta por huir del calor, seguro que tienes a Inglaterra entre tus posibles destinos y aun si eres de los que se muere por una palmera en una playa paradisíaca, es más que probable que en otoño o primavera pienses en conocer un rincón del mundo tan bello como la campiña inglesa, más ahora que sabes que The Luxury Collection cuenta con un maravilloso hotel boutique en ese entorno, The Langley.
The Langley es un hotel boutique de lujo e histórico ubicado en un entorno que no sólo es bello por su naturaleza sino por la mano de uno de los paisajistas más destacados de Gran Bretaña, de hecho se le conoce como el mejor jardinero de Inglaterra, Lancelot “Capability” Brown; en ese entorno magnífico, un antiguo coto de caza real, descubrimos una imponente casa solariega y un edificio más: The Brew House, una construcción de Grado II (histórico) convertidos en un hotel boutique de lujo y placer en el que pasarás unos días de escándalo.
Entre ambos edificios, la casa solariega y The Brew House, se reparten hasta 41 habitaciones y suites decoradas Dennis Irvine Studio de un modo suntouso y elegante sin resultar excesivo (algo de lo que suele pecar el estilo british); el hotel cuenta además con un espectacular SPA con zona wellness, piscina interior y exterior, zona termal y cinco salas de tratamientos y con un gimansio diseñado por Matt Roberts (un conocido entrenador personal británico) que pone a disposición de los clientes del hotel los equipos tecnológicamentemás avanzados del momento.
La imperdible oferta gastronómica del The Langley se organiza en cuatro restaurantes: Cedar, un restaurante informal en el que mandan los platos para compartir creados al calor de la gastronomía británica y de los productos de temporada y de mercado (y no sólo del mercado inglés sino también de otros mercados europeos); Spa Lounge, un restaurnte de cocina internacional enfocado en la comida sana y nutritiva; Drawning Room, que sería nuestro favorito sino lo fuera el cuarto de la lista, un clásico y encantador salón de té; el cuarto en discordia es el Churchill Bar, todo un refugio privado en el que disfrutar de un cóctel o incluso de un coñac si eres de los clásicos, además, llamándose Churchill Bar, tenía que contar con su propia cava de puros... (nosotros nos abstendremos del tabaco pero no de los cócteles en un bar al más puro estilo british).
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