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Suites con mucho teatro en el centro de Oporto

El Hotel Teatro ocupa lo que fue en el siglo XIX el mítico teatro Baquet de la ciudad portuguesa.

En 1859, el mítico Teatro Baquet acogía las más importantes representaciones escénicas de Oporto. Situado en pleno centro de la ciudad, era la sede de la cultura teatral, de ahí que cuando un incendio lo arrasó en 1888 fueron los propios habitantes quienes lo reconstruyeron, tratando de que siempre permaneciera su espíritu en el lugar.

Hoy sigue en pie, pero reconvertido en el Hotel Teatro. Fue posible tras una profunda reforma que, sin embargo, ha dejado intacta toda la esencia del inmueble. El proyecto es de Nini Andrade Silva, en el que no faltan detalles y guiños al teatro y a la cultura por doquier. En la misma entrada, un poema de Almeida Garret da la bienvenida; y la recepción es una taquilla donde es posible recoger la llave de la habitación como si se tratara de la entrada a la función.

En su interiorismo, Andrade Silva escogió muebles exóticos, relacionados con el mundo del teatro, muchos de antiguos atrezos escénicos. También se hicieron piezas 'ex profeso', como el gran sofá de la recepción, que representa una antigua bovina de película con imágenes del espectáculo portugués 'Filipe La Féria'. También las lámparas escénicas que se encuentran en algunas de las salas comunes son de nuevo cuño. Ellas ayudan a crear ambientes en los que la luz es protagonista, con el objetivo de sacar el máximo partido a los tonos rojizos y oscuros de los espacios, así como a las texturas.

El Hotel Teatro se compone de 74 habitaciones y suites. Se reparten en seis plantas en cuyos pasillos todo es opulencia, con grandes alfombras mullidas, tonos dorados, bronce y oscuros en la decoración y una iluminación tenue y agradable. Todas, independientemente de su categoría, gozan de una gran fuente de luz natural gracias a un complejo sistema de cristales especialmente dispuestos a tal fin, y no faltan 'amenities' de lujo ni camas de gran tamaño.

Un descanso digno de las mejores estrellas del teatro que se completa con un restaurante de altura, El Palco, especializado en cocina de proximidad presentada de forma lujosa; un bar con un ambiente que trata de emular la atmósfera de los 'lobbies' de los teatros clásicos y un gimnasio con vistas panorámicas de la ciudad.

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