Es imposible no sentir un especial deseo por evadirse en Mauricio. La pequeña isla volcánica del Índico reúne en sus pocos kilómetros cuadrados todo un crisol de culturas y misticismos como pocas. Y es que se tiene que notar un pasado en el que se mezcla el legado de los marineros árabes que la descubrieron en el siglo X con los holandeses que la conquistaron en 1598, los franceses que fundaron allí colonias y los británicos que la administraron hasta la independencia en 1968.
Porque Mauricio tiene playas de encanto infinito, sí, pero también cualidades como una cocina de autor que refleja esta mezcla cultural. Lo saben bien los huéspedes del Shanti Maurice, un resort de la firma Nira que destaca en el sur de la isla, alejado de todos los demás hoteles.
En él, el huésped puede comprobar todo el abanico de posibilidades gastronómicas de Mauricio si, por ejemplo, comienza en el Stars, su restaurante especializado en pescado fresco, con influencias del sur de África e ingredientes locales, al mando del cual está el chef Willibald Reinbacher, que recrea la cocina de Ciudad El Cabo.
En cambio, si optamos por el Pebbles, tendremos lo mejor de la cocina creolesa, la propia del archipiélago, con toques indios y en donde no faltan delicados dulces a diario, así como pescado y recetas especiadas. No son los únicos restaurantes del complejo, que ofrece un servicio, además, para gourmets: el Herb Garden BBQ, una cena privada con menú degustación en pleno jardín tropical.
Además, el complejo permite realizar cursos de cocina, así como asistir a show-cookings y otras actividades para salir de allí con todos los conocimientos.
Situado a 24 km. del aeropuerto internacional de la isla, el Shanti Maurice es un cinco estrellas compuesto exclusivamente por villas. Son 61 en total, todas en primera línea de playa. Esta, por cierto, es de postal, con arena blanca y rodeada, como todo el complejo, de una espesa vegetación. Con un estilo colonial en sus habitaciones, estas destacan por su amplitud y comodidad.
Claro que para rematar ese estado relajante, nada como acudir a su spa, con tratamientos de masaje ayurveda que se combinan con protocolos más modernos. Luego, nada como un baño en la piscina de arquitectura infinita del hotel. Todo un lujo al sur de Mauricio al que nos costará decir que no (desde 388 €/noche).
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