La Casa-árbol Kingston es, sin duda, la forma más original y única de acercarse a la grandiosidad de África, concretamente de la reserva animal de Sabi Sand, en Sudáfrica. Y es así porque, como su propio nombre indica, se ha levantado sobre la copa de los árboles, sujetadas sobre postes de madera que permiten que nuestra particular suite sea, al mismo tiempo, el mejor mirador posible.
Entre el Sabi Sand y el parque Nacional Kruger, la casa Kingston es todo un apartamento, ya que cuenta con diferentes áreas en las que esparcirse más allá de lo que es el dormitorio en sí. Con capacidad para hasta cuatro personas (dos adultos y dos niños menores de 15 años), buena parte de la casa-árbol no tiene paredes y, las que sí, son paneles de vidrio. Como además el techo es un enrejado de maderas locales, las estrellas de noche son fácilmente visibles desde cualquier lugar y posición, permitiendo todo un espectáculo antes de dormir.
Eso sí, estamos en medio de la Reserva, por lo que no hay electricidad. No habrá forma de cargar dispositivos, ni falta que hace (hay cobertura de móvil), pero 'a cambio' tendremos el lujo de comer frente a los grandes animales, a una altura que nos convertirá en privilegiados.
No faltan las cestas de picnic gourmet para cenar, un cuarto de baño completo (las amenities del baño son de la firma Africology) y la mejor decoración contemporánea, con detalles africanos. Y si necesitamos un poco de 'civilización', basta con acercarse al lodge del complejo Lion Sands, al que pertenece la casa Kingston, que está a apenas 1,6 km. Es allí donde concretaremos, además, todas las excursiones.
Y es que pocas experiencias se pueden comparar a la casa-árbol transparente más impresionante de África.
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