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Rinoterra, una exclusiva quinta portuguesa para descubrir el Alto Minho

Cerca de la frontera con Galicia, este hotel boutique -Rinoterra- nace para compartir un bello entorno protagonizado por el Miño, las montañas y el poderoso Atlántico.

Caminha fue el lugar elegido para levantar el Hotel Rinoterra Minho. Y con razón. En este municipio del norte de Portugal se unen mar, montaña y río, creando un escenario natural único, fronterizo con la vecina Galicia. Además, es un punto de partida fantástico para descubrir el Alto Minho y el resto de la región Norte de Portugal. La Sierra de Arga, zonas fluviales de recreo del Río Coura, Viana do Castelo, Braga, el Parque Nacional Peneda-Gerês, las playas de Moledo o Vila Praia de Âncora, gastronomía de mar y tierra… ¡Hay tanto que vivir!

Las ganas de compartir la belleza y la tranquilidad de la zona, llevaron a adquirir un terreno con una casa en ruinas a 2 km del centro de Caminha. Después de tres años de trabajo, el resultado ha sido un hotel boutique que preserva el encanto de una antigua quinta portuguesa y, al mismo tiempo, ofrece al huésped un espacio de gran confort, decoración refinada e instalaciones exclusivas.

En sus dos pisos se distribuyen 7 habitaciones, de las cuales dos son suites. Bajo el nombre de hierbas aromáticas, las habitaciones presentan una atmósfera relajante y luminosa, donde predomina el color blanco y los detalles elegantes. Todas gozan de buenas vistas al entorno y las de la planta baja disponen de terraza privada, con acceso directo al jardín y a la piscina.

Conscientes de que hoy en día no es suficiente con proporcionar un lugar bonito y confortable, en Rinoterra Minho también han apostado por el bienestar. Así surge el concepto de “Jardim das Águas”, compuesto por un solarium abierto, sauna, jacuzzi y un espacio donde disfrutar de masajes, tratamientos de belleza y salud.

Y para ayudar a sus huéspedes a sacar todo el partido al entorno, proporcionan diversas actividades, como paseos en bicicleta, senderismo por la montaña, pesca, excursiones por la región, participar en vendimias, degustaciones y mucho más. Después de cada jornada, es muy reconfortante descansar en el hotel y degustar la cocina local, regada con vino portugués. Es posible, incluso, acompañar al chef en la preparación de los platos seleccionados. ¡Un lujo!

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