Lo habitual es que un hotel se encuentre en un único edificio. Luego, sobre esta teoría, hay muchas variantes. Desde los que solo ocupan un número determinado de plantas, porque se alojan en rascacielos; o los que han tenido que añadir un anexo en parte o todo del edificio de al lado. También los que se componen de pequeñas casas. Pero el Hotel Pulitzer de Ámsterdam va un paso más allá, ya que está compuesto por 25 casas de la misma manzana de uno de los barrios más señeros del centro de Ámsterdam.
De hecho, no son casas cualquiera, ya que las que no dan al famoso canal del Príncipe lo hacen al Keizersgracht, es decir, en pleno centro. Y son casas construidas en los siglos XVII y XVIII, por lo que, aunque reformadas para transformarse en hotel de lujo, es posible vivir en ellas una experiencia histórica. En total, 230 habitaciones que pueden dar lugar a algunas confusiones a la hora de encontrarlas, entre tanto edificio, pero que merecen la pena por su localización y comodidad.
Pero el Hotel Pulitzer, perteneciente a Luxury Collection, no se limita a dar estancia. Sus servicios van más allá, en tanto que posee su propia Galería de Arte, así como un salón de vinos llamado De Apotheek (La farmacia) en el que se pueden celebrar diferentes catas. Claro, que el que quiera beber alcohol con un toque de glamour, mejor que sea champán y el marco, los canales, en el bote que posee el establecimiento y que se encuentra varado en plena puerta (que recibe el nombre de The Tourist).
Para la parte gastronómica, el hotel cuenta con su propio restaurante con parrilla en el 238 de la Keizersgracht 238. Se trata de un local que ofrece productos frescos de proximidad y en el que todo es espacioso y cómodo. Las habitaciones, también, con una decoración que tiende a los tonos dorados y blancos, con detalles de tecnología y, sobre todo, grandes camas.
Una forma de hospedarse en un hotel de lujo sin, por ello, dejar de sentirse como en un apartamento privado.
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