Una vieja fábrica de chocolate acoge el que se ha convertido en uno de los hoteles boutiques más interesantes de Toronto, al menos en lo que respecta a decoración. The Ivy at Verity no es un establecimiento más. Situado en un edificio de mediados del XIX de corte industrial al que se le ha respetado la fachada al reconvertirlo en hospedería de lujo, nadie diría desde fuera que alberga una catarsis de interiorismo entre sus muros. De hecho, la ausencia de cartel no ayuda precisamente a que nos demos cuenta de ello.
Con sólo cuatro habitaciones, cada una se ha equipado y decorado con mimo y buen gusto, pero con estilos eclécticos que sólo tienen en común el exquisito uso del color y del espacio, así como los productos de Bvlgari en los baños. Por cierto, éstos cuidados y con bañeras de estilo antiguo. Un corte que se repite en los cabeceros de las camas, que tratan de dar un toque vintage al conjunto. Otra cosa son las lámparas, en las que la imaginación toma el mando, o algunos de los muebles, de corte contemporáneo.
Cuenta con un ‘maxi-bar’ en el que los huéspedes pueden servirse ellos mismo el combinado que prefieran o beber alguna de las cervezas orgánicas que ponen a su disposición sobre una mesa de mármol francés del siglo XIX. Es aquí también donde se sirve el desayuno, gracias a diligentes camareros que tratan de hacerte sentir como en casa, apareciendo lo justo.
Una experiencia única que cuenta con el apoyo del lujoso restaurante George para ofrecer un servicio gourmet a la habitación si así se pidiera. A partir de 225 €/noche.
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