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Musha Cay, el resort en la isla privada de David Copperfield

El ilusionista es el propietario de esta isla en Bahamas que acoge uno de los hoteles más exclusivos. Solo admite a 24 huéspedes a la vez.

Entre la isla principal de Bahamas y el archipiélago de Turcas y Caicos existe un reguero de pequeñas islas que, casi en formación, crean una línea que divide, a un lado, el Caribe y, al otro, el océano Atlántico. Una de ellas tiene un propietario de lo más particular: el ilusionista David Copperfield, que ha levantado en ella uno de esos resorts paradisíacos de los que nadie quiere marcharse: Musha Cay.

Situada exactamente en las islas Exuma, a unos 135 kilómetros al sureste de Nassau, en el complejo no falta de nada para convertirlo en la típica postal vacacional del Caribe, es decir: playas de arena blanca y fina, aguas turquesas, palmeras y vegetación selvática, bungalows y cabañas, piscinas de ensueño junto al mar... por haber, hay hasta pequeños brazos de arena que parecen nacer del islote queriendo proponer un paseo por medio de las aguas.

Una de las particularidades de Musha Cay es que, más que reservar una habitación, se alquila por completo. El resort está compuesto por varias villas interconectadas que son capaces de albergar hasta a 24 huéspedes al mismo tiempo. La organización del complejo se encargará de que los más de 135.000 euros semanales que cuesta la experiencia merezca muchísimo la pena.

La isla también se conoce como 'bahía Copperfield' y tiene una extensión de 283 hectáreas. Suficientes para albergar hasta 40 calas. Algunas se pueden disfrutar desde el balcón privado de las villas. Dentro, una decoración lujosa y exuberante cuida hasta el más mínimo detalle, con grandes camas, juegos de sábanas de seda, cuartos de baño de gran lujo y todo tipo de 'amenities'... que se complementan con piscinas y una fabulosa restauración 24 horas.

Excursiones en catamarán, en vehículos anfibios, en motos de agua... se suman a actividades como buceo, snorkel, pesca y un sinfín de deportes acuáticos. Pensado para el relax y la desconexión en clave de lujo, Musha Cay es un sueño hecho realidad, sin magia.

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