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La felicidad, en una villa sueca de nombre impronunciable

No hace falta saber decir correctamente Stallmästaregården. Basta con coger el próximo vuelo a Estocolmo, reservar noche allí y disfrutar a pocos minutos de la capital.

Apenas tiene 49 habitaciones, pero el hotel Stallmästaregården es grande por su espíritu, el mismo que invita a relajarnos en esta villa a medio camino entre el palacete y la casa rural, un edificio del siglo XVIII junto al lago Brunssviken que es sinónimo de tranquilidad y silencio, paz y naturaleza en estado puro.

Aunque se encuentra en plena naturaleza, apenas se necesitan 10 minutos en coche para disfrutar de todo el ocio, las compras y los restaurantes del centro de Estocolmo, por lo que son muchos los que lo consideran un 'hotel rural boutique urbano', si esto fuera posible. Su interior es toda una oda al diseño vintage, con mobiliario inspirado en el bucólico mundo campestre, con tonos suaves y elegantes.

Está a tono con su exterior, donde llama la atención un cuidado jardín que, durante los meses de primavera y verano, es todo un vergel de colores y aromas, con cientos de flores por todos lados. Todas las habitaciones tienen vistas a los jardines, por lo que despertar y correr el visillo es toda una delicia. Tanto como dormir en sus sábanas de algodón egipcio, sobre camas de la firma Hästens y con cosméticos de Orla Kiely en el baño.

Algunas de las habitaciones tienen balcón privado con vistas sobre el lago, el mismo que puede aprovecharse para nadar o una zambullida si el tiempo y, sobre todo, nuestro aguante al agua fría, lo permite. Después, nada como volver al hotel y regalarnos una auténtica comida o cena casera sueca tradicional en su restaurante.

Rediseñado en clave contemporánea en 2012, el restaurante de la villa llama la atención por su decoración acogedora, su bar en un discreto rincón con una pequeña barra en la que tomar un cóctel y su menú, cocina sueca moderna con énfasis en los ingredientes orgánicos y de proximidad.

El hotel pertenece a la asociación Design Hotels, por lo que el cuidado en cada detalle está asegurado. Toda una experiencia relajada que podemos disfrutar desde 354 € (desayuno incluido).

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