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La Casa del Tío Americano, el lujo de alojarse en Albarracín

La Casa del Tío Americano es un hotel familiar en el Barrio de los Palacios con una extraordinaria panorámica del pueblo medieval de Albarracín.

Decir que Albarracín, donde encontramos La Casa del Tío Americano, es uno de los pueblos más bonitos de España es tan manido como cierto. A 30 minutos de Teruel, la serranía turolense sorprende con esta localidad medieval encaramada a una montaña, a 1171 metros de altitud, y rodeada por un profundo tajo por donde fluye el río Guadalaviar, a modo de foso.

Pasear por sus calles es hacer un viaje en el tiempo, con huellas de todas las civilizaciones, especialmente la islámica bereber. La difícil orografía ha creado un trazado singular, con escalinatas y pasadizos, y la arquitectura tradicional crea postales únicas, como la Casa de la Julianeta. Visita obligada es la catedral del Salvador, el Alcázar, la Torre del Andador, el Palacio Episcopal o las murallas.

A extramuros de la ciudad, en el barrio de los Palacios, se encuentra La Casa del Tío Americano, un hotel familiar con unas vistas envidiables al singular urbanismo de Albarracín y del profundo meandro que ha excavado el río Guadalaviar en las rocas calizas. En su día fue la residencia de Ramón Giménez, apodado el Tío Americano al haber pasado parte de su vida en América.

La casa ha sido rehabilitada utilizando materiales tradicionales, respetando al máximo los volúmenes y la distribución. En la actualidad, este hotel del casco histórico cuenta con 6 habitaciones que combinan la decoración rústica con elementos modernos, y unas vistas maravillosas a la catedral, la muralla y el río.

Cada mañana se sirve un variado desayuno bufé con los mejores productos frescos de la zona, entre los que no falta el jamón de Teruel, que se puede degustar en el salón de desayunos o en el jardín privado con vistas fabulosas. Con las energías cargadas, es hora de descubrir los monumentos y los rincones de Albarracín, acercarse al paraje protegido de Pinares de Rodeno para admirar sus abrigos de arte levantino, pasar un día de la ciudad de Teruel o realizar turismo activo en la sierra.

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