El número de premios que ha recibido el resort Jade Mountain, en la caribeña isla de Santa Lucía, es tan que resultaría casi imposible enumerarlos todos. Sin embargo, bastaría decir que está considerado no solo el mejor resort de lujo de América, sino también el cinco estrellas con las mejores vistas del mundo.
Y es posible gracias a un proyecto arquitectónico en el que se pretendía precisamente eso: un síndrome de Stendhal cada vez que miráramos a través de la inexistente cuarta pared de cada una de las suites, en las que el océano y las grandes y majestuosas montañas de Jade de la isla, sagradas, son protagonistas.
Este resort se encuentra en un complejo elevado sobre la gran playa de Chastanet, con las suites dispuestas en terrazas para que ninguna pierda las vistas. Además, esa playa es privada, compartida con el segundo resort de la zona, perteneciente a la misma firma.
Detrás de ambos, el arquitecto Nick Troubetzkoy, que además de proyectar el complejo, también se ha encargado de impregnarlo de su filosofía sobre cómo se ha de vivir en este rincón del paraíso. Así, es un hotel deliveradamente falto de tecnología. Aquí no hay Internet (salvo en la Recepción), ni móviles, ni televisores... suficiente con el éxtasis de naturaleza y los servicios hedonistas.
Entre estos últimos, un perfecto spa que se suma a la piscina privada que hay en cada suite (tratadas con ozono y de entre 140 y 280 metros cuadrados), que solo cuentan con tres paredes, así como una gastronomía de altura gracias a la maestría del chef Allen Susser. Bien en su restaurante con vistas o en la suite, se puede disfrutar de un menú que cuida con detalle tanto el desayuno como cualquier otra comida, en la que no tiene por qué faltar, si no se quiere, un poco de jazz en directo o un concierto de guitarra clásica.
Disfrutar de este paraíso no está a la altura de todo el mundo. La noche en este paraíso natural es reservable a partir de 840 €/noche.
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