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Isla Palenque, lujo selvático en Panamá

Este nuevo resort se encuentra en medio de la exuberante vegetación del paraíso de Boca Brava, bañado por el Pacífico.

A la hora de dejarse llevar por los nombres de los lugares para elegir un destino, nos podemos encontrar con que algunos no resultan demasiado evocadores. Es el caso de la bahía de los Muertos, en la costa norte del Pacífico panameño. Cuanto menos, poco sugerente, al igual que uno de sus rincones, Isla Palenque, que bien podrían algunos relacionar con el juego de misticismo y muerte de los aztecas. Sin embargo, allí, bañada por las aguas del golfo de Chiriquí, en un mar abierto que da la espalda a la bahía, es donde se encuentra uno de esos paraísos en los que tomarse unas vacaciones es mucho más que una delicia de dioses.

Se trata del complejo turístico Isla Palenque Resort, el cual está proyectado para que se preserve en todo momento el medio ambiente que le rodea y sin el que no tendría atractivo. De hecho, su conciencia ecológica se traduce en detalles como los suelos de bambú natural, el uso de telas de lino no tratadas químicamente o el mobiliario tallado y elaborado por artesanos ebanistas y carpinteros locales. No faltan detalles de lujo como las piscinas de arquitectura infinita, pero todo siempre desde el respeto al medio que lo rodea.

A pesar de su nombre, Isla Palenque no es una isla en sí, sino más bien una península pequeña, de 162 hectáreas situada en uno de los extremos de la isla de Boca Brava, en la región de Boca Chica, una de las más espectaculares de Panamá. Aquí entre la maleza que oculta parte de las infraestructuras del resort, habitan decenas de especies, entre ellas ocho variedades de monos aulladores, pájaros tropicales de todos los colores, peces luminosos...

El complejo es pequeño, con villas destinadas a residencias particulares (son villas de lujo que se pueden adquirir por un precio de 1,2 millones de dólares, o alquilar con una mase mensual de 8.000 dólares) y otras exclusivas para el resort. Este cuenta con cuatro suites proyectadas como lodges, a la sombra de grandes árboles y junto a un acantilado que permite vistas de ensueño sobre la playa. En ellas no faltan las duchas exteriores ni el mobiliario a juego con el ambiente natural.

Además, se completa con seis habitaciones dobles con piscina, en una zona donde también se encuentra el restaurante del complejo: el Edén, el principal del resort y donde retomar fuerzas tras una salida en kayak, una inmersión o una excursión para avistar ballenas. Solo tres de las muchas opciones que pueden tomar los huéspedes de este paraíso (desde 260 €/noche).

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