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Hassler, el hogar del lujo, la realeza y los famosos en Roma

El hotel Hassler lleva desde 1893 siendo el alojamiento preferido de famosos y la alta sociedad en Roma.

Sinónimo de elegancia refinada, el hotel Hassler lleva desde 1893 siendo el alojamiento preferido de famosos y la alta sociedad que pasa unos días en Roma. Les atiende Roberto E. Wirth, Manager General que, con 30 años en la dirección, el de más experiencia en el cargo de toda Italia.

Su objetivo es que los huéspedes que eligan este cinco estrellas se sientan como en casa, de ahí que se mime la bienvenida, siempre hispitalaria, y se les brinde a todo el mundo todos los mimos y necesidades que puedan surgir en su visita, desde el más nimio capricho a cualquier necesidad urgente.

Con 96 habitaciones, de las que 14 son suites, el Hassler destaca por su ambiente clásico y elegante, con elementos contemporáneos en la decoración, pero más tradicional que de diseño ultramoderno. Sus camas son cómodas, sin llegar al King Size pero no pequeñas, con juegos de cama de la mejor calidad y enmarcadas en estancias acogedoras.

Las vistas son especiales, pues desde las terrazas de las habitaciones se obserba toda Roma, o al menos su centro histórico, ya que estamos a un paso de la Plaza de España.

Punto y aparte merecen las suites. De entre ellas, la principal, la Hassler Penthouse, un ático con terraza gigantesca, que en total ocupa 400 metros cuadrados en la última planta y que es el lujo en sí misma, con una bañera de mármol que permite, por ejemplo, darse un baño mientras se ven vistas de 360º de Roma; o un comedor en la terraza, bajo una pérgola.

La lista de huéspedes ilustres del Hassler es inmensa. Desde actuales como George Clooney, Hugh Grant, Leonardo DiCaprio a Joan Collins, Pierre Cardin, Maurice Chevalier; pasando por el rey D. Juan Carlos, el príncipe Féliz de Luxemburgo, la reina Noor de Jordania, Federico de Dinamarca... Son decenas las celebridades que han estado allí.

Emularlos es posible. Una noche aquí parte de los 485 € y, a cambio, tendremos un pedacito de historia a un palmo.