La Habana es una ciudad de contrastes en la que la opulencia de los hoteles de 5 estrellas convive con edificios que muestran la inclemencia del paso del tiempo; en lo arquitectónico los contrastes también se imponen y construcciones de la época en la que España mandaba en la isla conviven con un Capitolio fruto del control americano; a pesar del bloqueo, del embargo, de lo que es la ciudad hoy, de lo que fue o lo que pudo ser e incluso de lo que será, La Habana tiene en su Habana Vieja su tesoro y, desde ahora, un nuevo hotel, un cinco estrellas de puro lujo y elegancia: Gran Hotel Kempinski La Habana.
246 habitaciones y suites, salón de fumadores -cosa que en el país de los habanos no es un asunto valadí- , terraza panorámica con espectaculares vistas de la ciudad, SPA, fitness center, piscina en el tejado... El Gran Hotel Kempinski La Habana llega para convertirse en el mejor hotel de la ciudad, en una nueva experiencia, un nuevo modo de estar en La Habana, de vivirla. Su interiorismo es pura elegancia contemporánea con un punto de vanguardia, funcional y elegante, hecho y decorado para complacerte.
Un viaje a La Habana tiene algo de viaje en el tiempo, allí encontrarás intactos los rincones de Heminway y descubrirás atónito como las imágenes del parque móvil de la ciudad que sueles ver en postales no son sólo fotos fijas, son reales; el Gran Hotel Kempinski suma atemporalidad a tu viaje porque pasear La Habana Vieja para después cruzar las puertas de entrada del hotel tiene también algo de viaje en el tiempo o, cuando menos, en la historia.
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