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Grace Santorini, oda al blanco sobre el acantilado

Geometría, cubismo y minimalismo se dan la mano en uno de los hoteles más diferentes de la isla griega.

La cadena hotelera griega Grace Hotels no solo cuenta con establecimientos de exquisito diseño en su país de origen, sino también en Argentina o Estados Unidos. Todos, con un encanto únicos, adaptados completamente al lugar en el que se encuentran. Sin embargo, es el que está en Santorini uno de los que mejor resume su filosofía de lujo, adaptación y comodidad. Se trata del Grace Santorini, todo un cinco estrellas que marca un antes y un después en el concepto de hotelería griega, con guiños al blanco típico y, al mismo tiempo, al minimalismo contemporáneo.

Situado en el noroeste de la pequeña isla de las Cícladas, al norte del pueblo de Thera, se sitúa sobre los últimos remates de una colina justo antes de caer ante un impresionante acantilado al mar. Así, no es difícil adivinar que las vistas son, sencillamente, espectaculares, dominando toda una pequeña bahía en la que la puesta de sol termina, si es posible, de aumentar la belleza del paisaje. Y todo eso se puede disfrutar, por ejemplo, en su gran piscina exterior, con arquitectura infinita y una forma geométrica en la que priman las aristas, como en un cuadro cubista.

El hotel está pensado sobre todo para ser disfrutado en pareja, de ahí que se haya acondicionado cada uno de los rincones primando la privacidad, que no haya nunca mesas demasiado juntas, que cada terraza parezca privada e individual. Es por ello que cada estancia de las siete de las que se compone el hotel tenga su propia configuración y estilo, como si se hubieran decorado especialmente para nosotros. Eso sí, si se va en grupo, igual es mejor decidirse por la villa de 400 metros cuadrados que acompaña a las suites, con dos dormitorios, spa, jacuzzi, piscina privada y, por supuesto, vistas a la caldera volcánica.

En todas destaca una decoración en la que el blanco parece ser el único color presente. Está en las sábanas, las almohadas, el sofá, las sillas, los taburetes... y por supuesto en las paredes y los marcos de puertas y ventanas. Apenas hay nada de otro color: unas hojas en una de las grandes macetas de la terraza, un detalle en los cojines, las patas de las sillas... Por lo que la sensación de luminosidad es increíble.

Disfrutar de este rincón paradisíaco es posible desde 375 €/noche. A cambio, toda la belleza de Santorini a nuestros pies.

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